PUBLICIDAD

¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
19°
23 de Noviembre,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

VIDEOS Intensa actividad volcánica del Planchón-Peteroa, entre la vigilancia científica y la vida rural: testimonio de un fotoperiodista de Malargüe

En diálogo con El Tribuno, Gustavo Yáñez describió el impacto visual, ambiental y social en una de las zonas más aisladas del sur de Mendoza, donde convive la naturaleza extrema, la ciencia y la vida de la gente de campo.
Domingo, 23 de noviembre de 2025 09:13
Actividad volcánica en el Planchón-Peteroa. Fotografías: Gustavo Yáñez

El fotoperiodista Gustavo Yáñez recorrió los alrededores del Complejo Volcánico Planchón-Peteroa en medio del aumento de la actividad sísmica interna detectada por el SEGEMAR. En diálogo con El Tribuno, describió el impacto visual, ambiental y social en una de las zonas más aisladas del sur de Mendoza, donde convive la naturaleza extrema, la ciencia y la vida de la gente de campo. El volcán, ubicado sobre el límite entre Argentina y Chile, volvió a ser noticia en los últimos días luego de que se informara un incremento de su actividad interna. Se detectaron 36 eventos de baja magnitud en apenas dos horas, con un sismo principal de 3 grados, a 9,2 km de profundidad, el lunes 17.

Mientras los especialistas aclaran que no hay actividad superficial anómala y mantienen la alerta amarilla vigente desde julio, en Malargüe crece la atención sobre el comportamiento de este volcán, considerado el segundo en el ranking de riesgo relativo de erupción de Argentina. “Lo primero que te impacta es lo que ves y lo que sentís. No es solo visualizar una columna de humo. Es el ruido, el olor a azufre, esa sensación de estar frente a algo que está vivo, que se mueve por debajo de tus pies”, relató Yáñez.

¿Cómo fue tu experiencia en el lugar?

Fui días atrás, antes de que salga el último informe del SEGEMAR. Caminé bastante por la zona de vegas, esos sectores donde los crianceros llevan los animales a pastar en época de veranada. Es una zona de pasturas naturales, donde hay ganado vacuno, caballos, chivos. Llegué hasta la falda de los cerros próximos al volcán y ahí uno se da cuenta de cómo el entorno va cambiando, el agua ya no es cristalina, tiene un color plomo, por la ceniza, por los minerales que va largando el propio volcán.

 

El volcán Peteroa es un complejo volcánico activo de 3977 msnm, ubicado en la frontera entre Argentina y Chile. Administrativamente, se encuentra circunscripto en la comuna de Romeral, Provincia de Curicó, en el lado chileno, y en el Departamento de Malargüe, Provincia de Mendoza, en el lado argentino.

¿Se percibe el impacto ambiental en el terreno?

Sí, se nota mucho. El agua contaminada, el olor más fuerte a medida que te acercás, el vapor que sale de algunos sectores. Y después están las explosiones, que no son constantes, pero se sienten. No es una película, es real. Cuando retumba, entendés la fuerza que tiene la naturaleza.

¿Hay preocupación en la población cercana?

Mirá, siempre hay atención, pero no miedo. La gente de Bardas Blancas, por ejemplo, que está a unos 70 kilómetros de Malargüe, ya convivió con la última erupción, la de 2018-2019, cuando llegaron las cenizas. Días atrás también les volvió a caer algo de ceniza y ahí estuvieron el personal de salud, la gente de SEGEMAR, de vigilancia volcánica, recorriendo las casas, repartiendo barbijos y dando recomendaciones. Eso también ayuda a llevar tranquilidad.

Según el reporte oficial, si bien la actividad sísmica interna se mantiene, no se observa un aumento en la actividad superficial. Sin embargo, los especialistas continúan monitoreando el comportamiento del volcán porque los sismos volcano-tectónicos son una señal de reacomodamiento interno.

 

En Chile se habló de un resplandor en uno de los cráteres. ¿Qué se ve desde este lado?

Sí, algunos medios chilenos mostraron imágenes de un resplandor rojo. Acá los especialistas no descartan nada, pero explican que también podría ser combustión de gases a altísimas temperaturas, como si fuera una hornalla gigante. La posibilidad de que largue lava existe, pero es poco factible según los científicos, y si llegara a pasar, el recorrido sería limitado por la propia topografía, tanto para Chile como para Argentina. Este volcán principalmente tira ceniza y humo.

¿Cómo convive la actividad volcánica con la vida cotidiana de la zona?

Es una convivencia permanente. A los pies del volcán hay puestos de crianceros, hay un puesto de Gendarmería por la cercanía con la frontera con Chile y se evalúa todo el tiempo la circulación por los pasos internacionales. Por ahora no hubo necesidad de retirar a los animales, según los técnicos. Ellos también están haciendo muestreos de agua y gases para ver qué impacto tiene esto en el ambiente y en la salud.

¿Qué mensaje te gustaría que quede en la nota?

Que se informe con responsabilidad. No es un volcán dormido, está activo y siempre lo estuvo. Pero tampoco es para alarmar. Hay monitoreo permanente, hay presencia del Estado, hay científicos trabajando. La idea es que la gente entienda lo que pasa, sin generar pánico.

Desde principios de octubre, el Planchón-Peteroa viene arrojando cenizas de forma periódica, con variaciones en su intensidad. El escenario actual es de vigilancia continua, con alerta amarilla y sin señales de erupción inminente. Entre informes técnicos y postales de humo sobre la cordillera, la vida rural sigue su curso, con los animales en las vegas y los pobladores atentos, pero tranquilos, como lo contó Yáñez desde el corazón mismo del paisaje.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD