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A miles de kilómetros de su tierra natal, Luz Ochoa y Ariel Carrillo mantienen viva la esencia gastronómica de Salta en pleno corazón de Barcelona. Son dueños de "Salta Food", un restaurante que se convirtió en un refugio para los argentinos nostálgicos y toda una experiencia para turistas y locales del país europeo. Su historia es un testimonio de resiliencia, pasión y amor por la cocina.
Nacida en Buenos Aires, Luz se trasladó a Salta a los ocho años, donde echó raíces, se casó y formó su familia. Siempre con un espíritu trabajador, Luz tenía una florería llamada "Luz del Cielo Flower Shop" ubicada en la calle Sarmiento al 419. Sin embargo, la crisis económica la empujó, junto a su esposo Ariel y sus dos hijos, a tomar una decisión difícil: emigrar. En 2006, con apenas un contacto en Barcelona, aterrizaron en España con la esperanza de una vida mejor. "Creíamos que era solo comprar el pasaje y empezar de nuevo, pero nos encontramos con una realidad muy distinta", recordó Luz.
Los primeros años no fueron fáciles. Sin papeles de residencia, tuvieron que enfrentar numerosos obstáculos para conseguir empleo y vivienda. Mientras Ariel lograba regularizar su situación laboral, Luz trabajaba limpiando casas y vendiendo empanadas de manera informal. "Pegaba papelitos en las calles y promovía mis empanadas por Facebook. Soñaba con poner un negocio, pero sin papeles era imposible", comentó la emprendedora.
En 2009 con una mezcla de frustración y anhelo, la familia ahora conformada por cinco integrantes, decidió regresar a Salta. En su tierra de origen encontraron estabilidad con una sanguchería en Parque Belgrano, que luego expandieron a Zona Sur. Sin embargo, sus hijos, ya adolescentes, comenzaron a expresar el deseo de volver a España, buscando mejores oportunidades.
"La mayoría de lo que emigramos buscamos lo que no tenemos en Argentina y en mi caso fue estabilidad económica. Mis hijos también querían estabilidad, porque acá dentro de todo trabajás en un supermercado y vivís tranquilo", explicó.
Así, en 2021, tras superar las restricciones de la pandemia y con una nueva posibilidad de regularizar su situación gracias a una ley de nacionalidad española, vendieron todo nuevamente y regresaron a Barcelona.
El camino a su emprendimiento no fue sencillo. Tras meses de burocracia, Luz y Ariel encontraron un local en traspaso y, con los ahorros justos, pusieron en marcha "Salta Food". "Comenzamos con empanadas, salsas caseras, milanesas, pizzas. Todo lo hacíamos en familia", cuenta con orgullo.
El éxito de "Salta Food" fue tal que abrieron un segundo local, estratégicamente ubicado cerca de la Sagrada Familia, uno de los puntos más transitados de Barcelona. "La idea era que sirviera solo para reparto, pero terminó llenándose de clientes. Hay una gran comunidad argentina aquí y la gente busca sabores que le recuerden a su tierra".
Los platos más elegidos por los turistas
Entre sus platos estrella destacan las empanadas salteñas con papa, la milanesa napolitana, el matambre a la pizza y las pizzas de molde, que han tenido una sorprendente aceptación. "La pizza gruesa no es típica aquí, pero a la gente le encantó. Ahora vienen de Tarragona, Girona, Lleida solo para probarla".
Pizzas de Mozzarella, Napolitana, Balcarce y Cuatro quesos entre muchas otras variedades, cuyas ocho porciones rondan entre los €13 (aproximadamente $16.300) y €16 (aproximadamente $20.000) . Estas vienen acompañada de la reconocida salsa picante, típica de Salta y muy valorada por los europeos.
La autenticidad de sus recetas y el calor humano de su atención conquistaron a los clientes. "Los turistas pasaban, nos veían preparar las empanadas y se sorprendían. A los argentinos les recordaba a casa. Se corrió la voz y hoy estamos desbordados de trabajo", contó Luz.
Años de esfuerzo se ven reflejados
Hoy pueden disfrutar de la estabilidad que tanto buscaron, pero sin perder de vista su próximo objetivo: expandirse a Madrid y Valencia en los próximos dos años. "Queremos seguir creciendo, pero también darnos el tiempo de disfrutar lo que logramos".
Con "Salta Food", la familia no solo encontró una fuente de trabajo y estabilidad, sino que también logró llevar un pedacito de Salta a Barcelona, despertando recuerdos y emociones en cada bocado.