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Un éxito: la feria de la escuela rural de Las Blancas, Cerrillos, movilizó a toda la comunidad

Madres, padres, docentes y vecinos se unieron en una jornada cargada de solidaridad y trabajo comunitario. La primera feria en beneficio de la Escuela Benjamín Matienzo fue todo un éxito y dejó una enseñanza: cuando la comunidad se organiza, los sueños comienzan a hacerse realidad.
Lunes, 07 de julio de 2025 07:32

En Las Blancas, un paraje rural de Cerrillos, no hay grandes negocios ni centros comerciales. Pero lo que sí hay, y en abundancia, es corazón. El último fin de semana, esta pequeña comunidad demostró que con organización, ganas y un objetivo en común, se pueden lograr grandes cosas. Así nació la “I Feria de Las Blancas”, una iniciativa solidaria a beneficio de la Escuela Rural Teniente Benjamín Matienzo.

La feria fue organizada por los miembros de la cooperadora escolar junto con madres, padres y vecinos que, sin dudarlo, pusieron el cuerpo, las ideas y el alma en cada detalle. Se trató de una verdadera fiesta comunitaria, donde no solo se vendieron productos, comidas y artesanías, sino que también se compartieron abrazos, charlas, y ese “nos conocemos de toda la vida” que solo se da en los pueblos.

La escuela, ubicada sobre la ruta provincial 87, a apenas 3,5 kilómetros del casco urbano de la localidad, es una de esas instituciones que no solo educan, sino que también cobijan. Es de jornada extendida, lo que significa que los chicos pasan más tiempo allí, almuerzan, hacen tareas, juegan y crecen en un entorno que necesita más de lo que tiene. Por eso, cada peso recaudado en la feria será destinado a mejorar la infraestructura del edificio, que con el paso del tiempo fue acumulando necesidades urgentes.

Lo más lindo de todo esto no fue el dinero, aunque es vital, sino el espíritu que se generó. El trabajo previo fue intenso: reuniones, listas, tareas distribuidas, manos que se sumaban una tras otra sin pedir nada a cambio. Personas que, aun con sus propios problemas, eligieron regalarle tiempo a la escuela, a los chicos, al futuro. Porque se trata de pensar en los que vienen después, señaló Laura Paredes, una de las impulsoras de la iniciativa.

“Cuando hay diálogo y organización, las cosas salen”, se escuchaba decir en la feria. Y vaya si salieron. Hubo música, sorteos, juegos y sobre todo mucha emoción. La feria fue también una excusa para reencontrarse, para hablar de lo importante, para mirarse a los ojos y saber que no se está solo cuando hay algo que mejorar.

Es imposible no destacar el trabajo de los organizadores. Fueron el motor que empujó esta idea desde el primer día. Pero como en todo buen equipo, no fueron los únicos. Las familias, el personal de la escuela y el propio pueblo respondieron con una entrega que sorprendió.

Queda la sensación de que esta fue la primera de muchas. Que ya se abrió una puerta que no se va a cerrar. Que Las Blancas tiene más que un nombre bonito, ya que tiene identidad, compromiso y un profundo sentido de comunidad. Y que la escuela Benjamín Matienzo no está sola, la cuidan, la abrazan y la hacen crecer entre todos.

Hubo talleres para grandes y chicos, grupos de música celta y hasta la comparsa Los Brujos del Encón, hicieron su presentación. 

Porque al final del día, las ferias como esta no solo recaudan fondos. También siembran algo mucho más valioso: esperanza.

La Escuela de Las Blancas, tiene una historia que se remonta a su fundación en 1939 en una casa alquilada en Finca Colón. En 1950, se trasladó a su propio edificio y, en 1965, fue apadrinada por la Fuerza Aérea Pasiva de Salta.

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