El próximo viernes 22 de agosto, a las 21, en la Casa Municipal de la Cultura de Orán, se realizará la presentación de Oda a Elisa, el más reciente trabajo de Silvina Rufino, una autora que supo recorrer distintos registros narrativos y poéticos para dar voz a quienes fueron marginados por la sociedad. El encuentro tendrá la particularidad de fusionar literatura y música, ya que además de la obra escrita se sumará un repertorio de canciones inéditas inspiradas en la figura de Elisa, la protagonista del libro.
Los temas fueron compuestos por Luis Ángel Arévalos, Riqui Zarra y María Verónica Olguín Rufino, y cada uno de ellos podrá escucharse a través de un código QR incluido en las páginas. A este entramado sonoro se suman las interpretaciones de artistas como Mariana Savoy y Aldo Paniagua, junto con la participación especial de Freddy Núñez y Guillermo Frías, quienes completarán el marco de un evento pensado como un verdadero cruce poético-musical.
La obra, en palabras de su autora, es un viaje hacia las huellas de la memoria familiar y colectiva, un intento de reconciliación con una historia marcada por el silencio y la exclusión.
La historia de Elisa, una vida entre sombras y afectos
Oda a Elisa está estructurado en dos partes. La primera corresponde a la evocación poética de la vida de Elisa, una mujer sordomuda que además padecía bocio, y cuya existencia se desarrolló en las primeras décadas del siglo XX. En aquella época, la diferencia física o sensorial solía ser ocultada como una vergüenza familiar, una práctica que condenaba a muchas personas al aislamiento.
Elisa habitaba una pequeña vivienda en el corazón de manzana de una casona, rodeada de árboles y del canto de los pájaros. Aunque apartada de la mirada social, encontraba un espacio de libertad en el vínculo con los niños de la familia, quienes compartían con ella juegos, travesuras y una afectividad genuina. De ese contacto nace el recuerdo que Silvina Rufino recupera desde su propia infancia, entrelazando las vivencias personales con el retrato de su tía abuela, a quien llamaban cariñosamente “la Cota”.
La segunda parte del libro incorpora las ocho canciones inéditas, que no solo amplían el universo de Elisa sino que prolongan su memoria a través del lenguaje musical. Esta combinación refuerza la propuesta de Rufino, que apunta a rescatar desde distintas formas expresivas a una mujer que, pese a la discriminación de su tiempo, supo dejar huellas de ternura y humanidad.
Una obra atravesada por la memoria
La contratapa de Oda a Elisa, a cargo de la escritora Lidia Vinciguerra, destaca que la memoria es el eje de la obra. Rufino recompone un mosaico de vivencias y silencios, y desde la adultez vuelve sobre esa figura silenciada de la infancia para convertirla en musa y en símbolo.
“Huellas imborrables de la memoria, de mi memoria, de la memoria de aquellos niños que envejecimos, de los que estamos y de los que se fueron”, escribe Rufino en los versos iniciales, señalados por Vinciguerra como el punto de partida de una reconciliación con lo prohibido y lo doloroso.
La lectura de Vinciguerra resalta que la autora transforma la aparente debilidad de Elisa en fortaleza, otorgándole una dimensión espiritual capaz de subsanar la exclusión y la indiferencia social. La escritura, en este sentido, fluye con un tono cercano al romanticismo, donde lo humano se expresa en toda su sensibilidad. Para la autora de la contratapa, Oda a Elisa es más que un libro, es una evocación necesaria para sanar, un espacio donde las cicatrices invisibles encuentran voz en la palabra poética.
El prólogo de Alicia Corominas: la memoria como vuelo
El prólogo de la historiadora y escritora riojana Alicia Corominas profundiza en esta dimensión de la memoria. Allí afirma que “la vida construye la historia, la memoria la reinscribe y la palabra le imprime vuelo”. Corominas interpreta la obra de Rufino como un acto de valentía que enfrenta los prejuicios culturales y rescata del olvido a quienes fueron ocultados por vergüenza social.
La prologuista recuerda que la autora, desde pequeña, mostró una sensibilidad que no se conformaba con el silencio impuesto. En Oda a Elisa esa inquietud se traduce en una prosa poética que conmueve y despierta ternura. Según Corominas, Rufino logra cortar “los eslabones de culpa de una estirpe”, revirtiendo el dolor de no haber podido amar plenamente a Elisa en su tiempo.
El texto de Corominas también sitúa a Oda a Elisa dentro de la trayectoria literaria de Rufino, que incluye títulos como "Cuentos no tan cuentos", "Corazón adentro", "Siempre anochece y Retrato de un cuerpo". Obras que, de distintos modos, se ocuparon de personajes vulnerables, marcados por la indefensión, el dolor o la soledad. En este sentido, Oda a Elisa representa una continuidad y a la vez un salto, pues se trata de la primera incursión de la autora en el terreno de la lírica.
Corominas confiesa que la lectura del libro la conmovió hasta las lágrimas, señalando que en esas páginas se desborda la sutileza y la ternura, y que al acompañar a Rufino en este viaje también pudo regresar a su propia infancia.
Una evocación necesaria
Oda a Elisa no es solo un homenaje íntimo a una tía abuela olvidada. Es también una interpelación social que revela cómo la cultura del silencio y la discriminación marcó a generaciones enteras. Al darle voz a Elisa, Silvina Rufino abre un espacio de sanación y reflexión, mostrando que la memoria no es un lastre sino una posibilidad de transformación.
El libro, acompañado por la música y la poesía, se convierte en un recordatorio de que detrás de cada historia silenciada hay un mundo de afectos y enseñanzas que merecen ser recuperados. En ese gesto, Rufino no solo rescata a Elisa, sino que también nos invita a repensar nuestras propias memorias, a reconciliarnos con lo negado y a celebrar la fuerza de lo humano en su estado más frágil y, a la vez, más luminoso.