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En una madrugada que volvió a exponer la inestabilidad del sistema político peruano, el Congreso de Perú destituyó este viernes a la presidenta Dina Boluarte, acusada de “incapacidad moral permanente”, y nombró como mandatario interino al titular del Parlamento, José Jerí, un político de orientación derechista que ahora deberá intentar contener una crisis institucional y social que parece no tener fin.
La medida fue aprobada con 118 votos a favor, tras un juicio político exprés en el que Boluarte no se presentó a defenderse. La sesión, cargada de tensión y discursos incendiarios, se desarrolló bajo el argumento central de que la mandataria “había perdido la capacidad moral y política para conducir al país”, en un contexto de creciente inseguridad, corrupción y descontento ciudadano.
Una caída anunciada
Boluarte, de 63 años, asumió el poder en diciembre de 2022 tras la destitución de Pedro Castillo. Su llegada al Palacio de Gobierno prometía estabilidad, pero su gestión terminó convertida en una de las más impopulares y polémicas de los últimos tiempos. Sin respaldo partidario ni base social sólida, la mandataria sobrevivió durante meses a varios pedidos de vacancia, hasta que el deterioro de su imagen y los escándalos judiciales precipitaron su salida.
Con su destitución, Boluarte se convierte en la séptima presidenta o presidente de Perú desde 2016, un registro que confirma la crisis estructural que atraviesa el país andino, con instituciones debilitadas y una ciudadanía desconfiada.
Argumentos del Congreso
El Parlamento impulsó la vacancia por “incapacidad moral permanente”, un concepto jurídico ambiguo que en Perú se ha convertido en un mecanismo político recurrente para destituir presidentes. Esta vez, los legisladores justificaron su decisión en la ola de criminalidad, los casos de corrupción y la falta de liderazgo del Ejecutivo.
El país ha sido maltratado por el gabinete y la presidenta. Ha crecido la extorsión y la criminalidad, pero ella sigue viviendo en una fantasía. Merece ser castigada”, sentenció la congresista Norma Yarrow, de la bancada Renovación Popular.
Boluarte, a través de su abogado Juan Carlos Portugal, rechazó asistir al debate, denunciando una violación al debido proceso por no haber tenido tiempo suficiente para preparar su defensa.
Escándalos y pérdida de apoyo
Durante su mandato, Boluarte enfrentó múltiples controversias que erosionaron su legitimidad:
* Protestas y represión: La Fiscalía la investigó por la violenta represión de manifestaciones que dejaron más de 50 muertos en los primeros meses de su gestión.
* Operación estética y abandono de cargo: Fue cuestionada por someterse a una cirugía estética sin informar al Congreso, lo que derivó en una investigación por abandono de funciones.
* “Rolexgate”: En 2024, un escándalo la golpeó cuando fue vista con joyas de lujo no declaradas, lo que abrió una causa judicial por presunto enriquecimiento ilícito.
Sin apoyo político ni respaldo social, su margen de maniobra se redujo a su mínima expresión. Los acuerdos temporales con bloques conservadores le permitieron sobrevivir unos meses más, pero la escalada del crimen organizado y la extorsión en las calles terminaron por sepultar su gobierno.
José Jerí asume en medio del caos
El nuevo presidente interino, José Jeri, de perfil conservador y hasta ahora presidente del Congreso, asumió de inmediato tras la votación. En su primer mensaje, llamó a la “unidad nacional” y prometió “restablecer el orden y la confianza”. Sin embargo, la tarea parece titánica: Perú atraviesa una de sus peores crisis de seguridad, con récord de homicidios, extorsiones y corrupción policial.
Jerí permanecerá en el cargo hasta las elecciones generales de abril de 2026, aunque analistas locales no descartan que el Congreso convoque a comicios anticipados si la situación social se agrava.
Un ciclo sin fin
Con la caída de Boluarte, Perú reafirma su imagen de país ingobernable, atrapado en una sucesión de destituciones, renuncias y gobiernos de transición. Desde 2016, el país ha visto pasar a Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti, Pedro Castillo, Dina Boluarte y ahora José Jerí.
El nuevo capítulo de esta crisis política crónica abre más interrogantes que certezas: ¿podrá Jerí estabilizar el país o será el próximo en caer en la inagotable espiral de la política peruana?