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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que no se puede "aceptar que el crimen organizado siga destruyendo familias, oprimiendo a los residentes y esparciendo drogas y violencia por las ciudades".
El mandatario resaltó que "es necesario un trabajo coordinado que llegue a la columna vertebral del narcotráfico".
En su cuenta de microblog, el líder brasileño hizo referencia a la Operación Contención, realizada el martes por la policía de Río de Janeiro, que dejó un saldo de al menos 121 muertos.
"Me reuní esta mañana con ministros de mi Gobierno y ordené al ministro de Justicia y al director general de la Policía Federal que fueran a Río para reunirse con el gobernador", escribió el mandatario.
Lula continuó: "No podemos aceptar que el crimen organizado siga destruyendo familias, oprimiendo a los residentes y esparciendo drogas y violencia por las ciudades. Necesitamos un trabajo coordinado que llegue a la columna vertebral del narcotráfico sin poner en riesgo a policías, niños y familias inocentes".
También destacó: "Eso fue exactamente lo que hicimos en agosto en la mayor operación contra el crimen organizado en la historia del país, que alcanzó el corazón financiero de una gran pandilla involucrada en la venta de drogas, adulteración de combustible y lavado de dinero".
"Con la aprobación de la PEC (Propuesta de Enmienda Constitucional) de Seguridad, que enviamos al Congreso Nacional, garantizaremos que las diferentes fuerzas policiales actúen de manera conjunta para enfrentar a las facciones criminales", concluyó.
La Operación Contención fue llevada a cabo el martes por las policías civil y militar de Río de Janeiro, en los complejos de favelas del Alemao y da Penha, para el cumplimiento de 180 órdenes de registro e incautación y 100 órdenes de arresto.
Según el Gobierno de Río, el objetivo era contener la expansión de la facción criminal Comando Vermelho, una de las mayores del país.
Un fusil argentino en manos del Comando Vermelho
El hallazgo de un fusil FAL perteneciente a las Fuerzas Armadas argentinas entre las armas secuestradas al Comando Vermelho en Río de Janeiro volvió a exponer la trama del tráfico de armamento militar en la región. El fusil fue identificado durante el operativo conjunto de las policías Civil y Militar brasileñas en las favelas Penha y Alemão, donde murieron más de 130 personas.
Según el jefe de la unidad de inspección de armas de Río, Vinicius Domingos, el FAL argentino se encontraba entre un arsenal compuesto por fusiles G3, AK-47 y AR-15 falsificados.
Las autoridades sospechan que el fusil forma parte de los 43 FAL robados en 2011 del Batallón de Arsenales 603 de Fray Luis Beltrán, en Santa Fe, un hecho que nunca fue esclarecido. En esa causa, el entonces juez federal Marcelo Bailaque fue acusado de haber paralizado la investigación y de favorecer a narcotraficantes.
Desde aquel robo, armas con el escudo del Ejército Argentino y la marca Fabricaciones Militares aparecieron hace 14 años en operativos contra el crimen organizado en Brasil y Paraguay.
El reciente hallazgo confirma la existencia de un circuito regional de contrabando de armamento militar y reaviva la polémica por la causa dormida que, más de una década después, sigue sin responsables identificados.
 
  
 