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En lo profundo de la quebrada de Río Blanco se esconde un tesoro natural poco conocido: el bosque de Arrayanes, un espacio que combina historia, energía y belleza en estado puro. Allí, cada árbol se alza como testigo de siglos de vida, generando un entorno mágico que invita a la contemplación y al silencio.
El sábado 30 de agosto, con motivo del Día del Árbol, decenas de caminantes se aventuraron por senderos de montaña y cruces de agua cristalina hasta llegar a la naciente del Río Blanco, hogar de este paisaje singular. El recorrido, de 8,5 kilómetros, ofreció la posibilidad de descubrir el encanto de este ecosistema mientras los participantes disfrutaron de una colación saludable y de un momento de meditación en plena naturaleza.
La experiencia concluyó cerca de las 13.30, cuando los caminantes regresaron con la certeza de haber vivido una jornada única de reconexión con el medio ambiente y con el valor de los árboles como patrimonio natural.
La actividad fue organizada en el marco del Día del Árbol por la Municipalidad de Campo Quijano, a través de la Dirección de Inclusión Deportiva, como una manera de promover hábitos saludables y el respeto por la naturaleza.