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Javier Milei, un año en el poder, en un país atravesado por la tormenta

Sobrevivió a los pronósticos agoreros y logró mantener su imagen frenando la inflación y el déficit.Llamativamente, su euforia anti-K no se notó cuando debió alinear su tropa para sancionar la Ficha Limpia.
Domingo, 08 de diciembre de 2024 01:23
La risa cómplice de Cristina Kirchner y Javier Milei el 10 de diciembre de 2023, cuando él asumió; pasaron un año de chispazos y "vista gorda".
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El martes próximo, Javier Milei cumplirá su primer año como presidente, transitando por un camino que rompe con las tradiciones políticas argentinas y, al mismo tiempo, aplicando una economía centrada en las decisiones financieras, pero que logró reducir la inflación a niveles inimaginables en diciembre de 2023. Bien podría decirse que este pintoresco panelista se convirtió en uno de los presidentes más sorprendentes de nuestra historia reciente. Sobrevivió a las más oscuras profecías, que parecían creíbles al partir del escenario apocalíptico que le dejaron Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa (agorerías a las que el electorado hizo caso omiso), y logró brindar señales claras de que estaba más dispuesto que sus antecesores a cumplir con el programa de gobierno anunciado en la campaña.

Por eso, no es sorpresa su enfático alineamiento con Donald Trump y Jair Bolsonaro y su compromiso férreo con Israel .

También, su riesgoso discurso en la ONU, al que aplicó su diagnóstico (poco fundamentado) sobre el predominio del comunismo en los entes de gobernanza internacional, lo mismo que sus aspiraciones a ocupar uno de los lugares más resonantes entre los gobiernos de la "nueva derecha", caracterizada por el rechazo a la perspectiva de género, las medidas contra el cambio climático y las políticas de cobertura social.

También es cierto que recompuso relaciones con el presidente chino Xi Jinping, garantizándose así la preservación de uno de los principales destinos exportadores del país. También firmó (con reservas) el pronunciamiento del G20 sobre políticas globales con las que traza diferencias; asumió la presidencia pro témpore del Mercosur, sin dejar de sostener que hasta ahora, esta unidad aduanera solo ha traído retrocesos a la región, y suscribió el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, que choca en el viejo continente con la presión de sus agricultores contra el ingreso de exportaciones alimentarias del mayor núcleo productor del rubro en el mundo. Y anticipó un tratado de similar con EEUU.

Hay que reconocer que Milei es un verdadero huracán, que genera muchas reservas entre politólogos y economistas, pero que ha logrado dejar inmovilizados y desorientados, hasta ahora, al kirchnerismo, los gremios y los piqueteros.

Reverso de la moneda

Pero Milei juega con fuego. El empoderamiento fáctico de su hermana Karina y de su misterioso operador Santiago Caputo pone en riesgo cierto la configuración de una fuerza oficialista fuerte y amalgamada. Es decir, un instrumento imprescindible para la carrera de largo aliento que queda por delante. La erosión permanente del vínculo con la vicepresidenta Victoria Villarruel no solo desconoce el rol de su compañera de fórmula, avalado por el voto ciudadano, sino que debilita la posibilidad de una relación fluida con un Senado donde el kirchnerismo sigue pisando fuerte.

El escándalo protagonizado por el senador Edgardo Kueider, un kirchnerista converso al mileísmo, hizo evocar la valija de Antonini Wilson, con 700 mil dólares que mandaba Hugo Chávez para la campaña de Cristina, y los 9 millones de dólares en los bolsones del exsecretario de Obras Públicas, José López, descubierto in fraganti cuando los arrojaba en un convento amigo de General Rodríguez.

Cristina, sin embargo, solo fijó su mirada en Kueider, quien, según ella, explica la forma en que Milei logra apoyos extrapartidarios. El senador acusado de contrabandista tiene el sello indeleble del kirchnerismo.

Sorpresa

Sin embargo, todo indica que entre Milei y la principal figura opositora hay un doble acuerdo: garantizar que los dos sean los protagonistas excluyentes de una nueva polarización y, desde luego, las elecciones de 2025, y que esa confrontación abra las puertas de una reforma constitucional redactada, ya no a la medida de Juan Bautista Alberdi sino de dos fuerzas antagónicas que, en el mundo, parecen dispuestas a sepultar la democracia representativa y la independencia de los poderes del Estado. Es decir, un viaje autocrático en la era digital.

Aunque todo permanece en el plano del análisis y la conjetura, la postulación de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para la Corte Suprema de Justicia y la búsqueda del apoyo kirchnerista para ambos acuerdos es sintomática. Lijo logró las firmas de su pliego en la comisión de Acuerdos. García Mansilla todavía está pendiente de una pulseada entre Cristina y Milei.

Pero, lo más impactante fue el fracaso (o la estrategia) de no dar quórum para el proyecto de "ficha limpia", una ley que, de ser aprobada, excluiría a Cristina Kirchner de las elecciones del año próximo. ¿Fue el temor a victimizarla? No es excusa. Se trata de una promesa de campaña. Lo cierto es que no solo se ausentaron los diputados de Unión por la Patria y la izquierda, sino suficientes eventuales aliados de Innovación Federal, Encuentro Federal, incluso del PRO, que restaron trece votos al quórum. Y, lo más evidente, la ausencia de ocho legisladores de La libertad Avanza, entre ellos la salteña Emilia Orozco. Carlos Zapata y Julio Moreno estuvieron en sus bancas. Fueron los únicos salteños. Los tres saencistas de Innovación Federal, Pamela Calletti, Pablo Outes y Yolanda Vega, faltaron sin aviso y Emiliano Estrada, de Unión por la Patria, se alineó con su bloque.

Milei terminará sus primeros doce meses de gestión demostrando pulso para sortear arrecifes y su capacidad de tomar riesgos, aunque claramente, lo hace con un pie en el freno.

Ausencia sombría

Emilia Orozco fue una de las diputadas ausentes cuando había que conformar quórum para la ley de Ficha Limpia. Sin embargo, pocos días antes había posteado en su cuenta de X un fragmento de su discurso en el recinto, en el fallido intento el 20 de noviembre. "Hoy quedó clarito quienes defienden a los delincuentes y quienes queremos una Argentina Libre de CORRUPCIÓN ¡No aflojemos! Lo vamos a lograr Javier Milei". Un voltereta en el aire, por razones inconfesables.

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