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21 de Septiembre,  Salta, Centro, Argentina
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La mejor campaña para Milei sería sumar aliados y no crear enemigos

La vulnerabilidad parlamentaria obligará a una revisión total de la gestión para garantizar gobernabilidad. El gabinete debe incorporar capacidad técnica, equipos profesionales y un enfoque centrado en los ciudadanos.
Domingo, 21 de septiembre de 2025 01:45
Javier Milei lanzó en Córdoba la campaña nacional de La Libertad Avanza rumbo a las elecciones del 26 de octubre.
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"Sin buena gestión, no hay superávit que se sostenga". La frase pertenece a la economista cordobesa Virginia Giordano y la publicó en la página digital de IDESA en un artículo donde advirtió también que "recortar sin rediseñar e incorporar nuevos estilos de gestión es insuficiente. La experiencia internacional muestra que el tamaño del Estado no es lo único que importa: lo decisivo es cómo funciona".

Parece una "Verdad de Perogrullo", pero es el ABC de cualquier manual de política, entre ellos, el de la experiencia de los pueblos (y de los políticos).

¿Cuántos de los votantes de Javier Milei conocen a los economistas ultraliberales Friedrich Hayek, Friedrich von Wieser y de Ludwig? Probablemente, muy pocos. Como son muy pocos los que conocen el pensamiento de John Maynard Keynes, a quien el Presidente lo ubica, erróneamente, con el estatismo a ultranza.

Hoy, la ortodoxia, que siempre (en todas sus versiones) termina enfrentada al sentido común y aferrada al voluntarismo autoritario, lo terminó acorralando a Javier Milei. Durante 23 meses, fue expeditivo para eliminar caprichosamente a muchos de sus funcionarios que no actuaban con obsecuencia y terminó rodeado de malos consejeros.

El caso paradigmático es el de Diego Spagnuolo, protagonista del escándalo de Andis que golpeó bajo la línea de flotación a la popularidad del presidente. En primer lugar, nunca debió ocuparse de la dirección de Discapacidad, simplemente, porque no tiene la más mínima idoneidad para algo tan delicado. Y no solo lo llevó a Milei a una polémica con un adolescente autista, en la que el Presidente y su examigo salieron mal parados, sino porque, además, abrió una hendija sobre un caso de corrupción (no probado todavía) que involucra a Karina Milei y al círculo íntimo del Presidente.

Y allí asomaron dos problemas críticos. El primero, la mancha de la corrupción en un gobierno que hacía de la ética pública una bandera; el otro escándalo, el de $LIBRA, un memecoin fraudulento que resultó abstracto e insignificante frente a la historia kirchnerista. Pero meterse con la discapacidad causa un daño político irreparable. Y después, en lugar de actuar con prudencia política, el Presidente y los suyos dispararon acusaciones a diestra y siniestra sobre supuestos espionajes sin explicar coherentemente los hechos.

El viernes, en Córdoba, el presidente lanzó la campaña electoral como si nada hubiera ocurrido desde 2023. Como si los votantes propios que le dieron la espalda en la provincia de Buenos Aires (seis millones que o no votaron o lo hicieron en blanco) no existieran en el resto del país, volvió a dividir a la sociedad en los buenos y los malos.

De paso, acusó al exgobernador Juan Schiaretti de impulsar un programa "para aumentar el gasto público".

Schiaretti lo desmintió y publicó lo que él propuso: una reforma tributaria, reemplazar Ingresos Brutos e impuesto al Cheque por un IVA provincial; eliminar retenciones; combatir la evasión impositiva; y sostener el equilibrio fiscal en el tiempo, con equilibrio social, sin hachazos.

Schiaretti habla desde la experiencia y el sentido común, pero el rechazo destemplado del Presidente es una reincidencia en la intolerancia con la que rompió todas sus alianzas, paso a paso, con el PRO, los radicales, y con los gobernadores que le ayudaron a llevar adelante su gobierno con senadores y diputados en el Congreso.

La lluvia de rechazos a los vetos de las últimas semanas y el proyecto para modificar la ley de Decretos de Necesidad y Urgencia, que está en Diputados son el anticipó de que, después del 26 de octubre, necesitará aliados. La mejor campaña que podría hacer Milei es la de trabajar en acordar con los que se fueron, en lugar de luchar contra molinos de viento que no le van a dar mayoría en el Congreso.

Fin del relato y choque con la realidad

Tres economistas coincidieron en la necesidad de cambios significativos:

* Carlos Melconian advirtió que el Gobierno está "recogiendo caída de actividad" tras dos años de "buenas ondas" sin reformas estructurales. Y que sin medidas de fondo "vamos a comer pechuguita y puré de calabaza"

* El expresidente del BCRA Alfonso Prat-Gay consideró que "con reservas negativas, déficit externo y vencimientos en efectivo, el resultado es obvio".

* El exministro macrista Hernán Lacunza opinó que "el equilibrio fiscal no sirve si se logra con recesión y sin inversión". Defendió la necesidad de un federalismo fiscal que garantice previsibilidad y equidad en el reparto de recursos.

 

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