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Un fallo judicial en la provincia de Corrientes generó sorpresa y debate en todo el país. La jueza de Familia, Niñez y Adolescencia N°4, Carolina Macarrein, resolvió que un hombre que pretendía dejar de pagar la cuota alimentaria a su hija de 21 años -con certificado de discapacidad vencido- no solo debía continuar con la asistencia económica, sino también leer el libro “El Principito” y presentarse luego en el juzgado para explicar qué enseñanza obtuvo de la obra.
El demandante había argumentado que, al vencer el certificado que acreditaba la discapacidad de su hija, ya no correspondía seguir abonando la cuota. Sin embargo, la magistrada desestimó ese planteo y sostuvo que la actitud del padre demostraba una “falta de empatía y de corazón” hacia sus hijos, uno de ellos con discapacidad y otro con problemas de salud.
En su resolución, Macarrein fue tajante: “Ser padre no se limita a cumplir con una obligación económica; también implica acompañar, comprender y sostener emocionalmente a los hijos, especialmente cuando se encuentran en situación de vulnerabilidad”.
La jueza ordenó la lectura del clásico de Antoine de Saint-Exupéry como una herramienta para reforzar valores como la amistad, la responsabilidad afectiva y el cuidado de los vínculos, pilares que atraviesan toda la narrativa del libro. “El objetivo es que el padre recuerde que ‘lo esencial es invisible a los ojos’ y que lo más importante para sus hijos no es el dinero, sino su cuidado y afecto”, señaló.
Este fallo inédito no solo obliga al cumplimiento de la cuota alimentaria, sino que además busca generar conciencia sobre la importancia del compromiso emocional en la crianza, dejando en claro que la responsabilidad parental implica presencia, amor y comprensión, no solo dinero.
Los valores detrás de “El Principito”
La obra, publicada en 1943, es el libro no religioso más traducido del mundo, con versiones en 265 lenguas y dialectos -entre ellos, el toba- y más de 145 millones de ejemplares vendidos. Argentina fue el primer país en ofrecerlo en español, y su autor mantuvo un fuerte vínculo con este país.
“El Principito” surgió tras un aterrizaje forzoso en el Sahara, y apenas un año después de su publicación, Saint-Exupéry desapareció en pleno vuelo durante la Segunda Guerra Mundial.
Sus enseñanzas siguen vigentes y, según la Justicia correntina, son especialmente útiles para padres que deben repensar su rol:
* La amistad y los vínculos genuinos, que requieren tiempo y dedicación.
* El amor y la responsabilidad, simbolizados en la relación del Principito con su rosa.
* La mirada infantil y la curiosidad, que invitan a redescubrir el mundo con asombro.
* La humildad frente a la vanidad, reflejada en los personajes de los distintos planetas.
* El valor de lo esencial, aquello que no se ve pero sostiene los lazos humanos.
* La sencillez y la gratitud, que dan sentido a los gestos más simples.
Con esta sentencia, la Justicia correntina sentó un precedente único, en el que la literatura se convierte en herramienta de reflexión y pedagogía para reforzar un mensaje claro: la paternidad no se reduce a lo material, también exige amor, empatía y compromiso afectivo.