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Continúan las intensas búsquedas de tres personas que se encuentran desaparecidas, aunque sin resultados positivos hasta el momento.
El primer caso es el de María Cash (29), la joven diseñadora de moda que partió el pasado 4 de julio desde Capital Federal con destino a San Salvador de Jujuy en un ómnibus de la empresa Mercobus, del que se apeó en Rosario de la Frontera. Días más tarde, las cámaras de seguridad de la plaza de peaje de Aunor, en la autopista de acceso a Salta, captaron su imagen cuando abordaba una camioneta Chevrolet C10 bordó, que se dirigía hacia el este. A partir de ese día no hay rastros de la joven, aunque la jornada anterior, en el mismo lugar, los empleados de la concesionaria vial hallaron una mochila con elementos personales y documentos de María Cash.
En la víspera, Federico y Máximo Cash, padre y hermano respectivamente de María, patrullaban en su vehículo particular la zona de General Gemes y alrededores, tratando de hallar pistas en torno al paradero de la chica. Ambos se mostraron angustiados, aunque con esperanzas intactas de hallarla.
Con respecto a las características de María, dijeron que “mide aproximadamente 1.70 metros, tiene el pelo castaño, largo y ondulado, ojos marrones y posee un lunar en la mejilla izquierda”.
“Cuando fue vista por última vez llevaba botas cortas de gamuza beige, pantalón verde claro y un saco de lana tejida”, especificaron.
Otro misterio
Por otro lado, es muy extraño el caso de Eduardo Marcelo Aguirre (36), quien partió desde el aeropuerto de Salta hacia Santa Cruz de la Sierra el 10 de diciembre de 2010. Fue divisado por última vez en el aeropuerto Viru Viru de esa ciudad boliviana, cuando fue registrado por las cámaras de seguridad de esa terminal, mientras finalizaba sus trámites migratorios. Desde ese día, nadie sabe qué pasó con él. Iba en viaje de negocios a comprar artículos electrónicos.
Miembros de la compañía boliviana de aviación Aerosur confirmaron a El Tribuno que Aguirre partió desde el aeropuerto salteño a las 13.05 del 10 de diciembre y que llegó a Santa Cruz de la Sierra 90 minutos más tarde. También aseguraron que Eduardo tenía pasaje de retorno para el día 13 de ese mes, a las 11.15 (hora argentina), aunque el boleto no fue usado ni cancelado.
Mientras, en el norte de la provincia, buscan a Reynaldo “Charata” Castedo (62), padre de los sindicados narcotraficantes e imputados en el crimen de Liliana Ledesma, Raúl “Ula” Castedo -preso en el penal boliviano de Palmasola- y Delfín -prófugo-, quien desapareció hace 26 días. El hombre reside en el barrio Alto Verde, de la fronteriza ciudad de Salvador Mazza.
La principal hipótesis que barajan los investigadores es que puede haber sido víctima de un ajuste de cuentas relacionado con las actividades de sus dos hijos.
En torno a su desaparición, hay elementos extraños: sus familiares y la Policía han recibido al menos cuatro pistas falsas sobre su paradero. Primero, que estaba enterrado en el fondo de su casa; luego, que lo habían descuartizado y dejado embolsado a la vera de la ruta 34. Más tarde, les dijeron que lo habían ahogado en el río Caraparí y, finalmente, que lo habían visto deambulando por el paraje El Limoncito. Los pesquisas ya las descartaron a todas.