inicia sesión o regístrate.
Cuando Sarmiento se fue a San Juan, tenía cincuenta años y ella, veinticinco. Las cartas revelan hasta dónde había llegado ese amor. Ella escribe y le dice: “Estoy pasando días horribles con tu retiro, es preciso que esto acabe. Te amo con todas las timideces de una niña, y con toda la pasión de que es capaz una mujer. Te amo como no he amado nunca, como no creí que era posible amar. He aceptado tu amor porque estoy segura de merecerlo....Te he dicho la verdad en todo.... ¿Me perdonarás mi tonta timidez? Perdóname, encanto mío, pero no puedo vivir sin tu amor. Escríbeme, dime que me amas, que no estás enojado con tu amiga que tanto te quiere. ¿Me escribirás, no es cierto?”.
Y Sarmiento escribió, y harto.