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La guerrilla de las FARC llega a su tercera negociación con el Estado colombiano con unos 8.500 hombres armados y dispuesta a participar en la vida política, pero más debilitada que nunca desde el punto de vista militar y de control del territorio.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) nacieron en 1964 en el entorno rural de uno de los pocos países de América Latina que no han tenido reforma agraria y con severos índices de desigualdad a causa del injusto reparto de la tierra.
Esta guerrilla adquirió gran poder a mediados de los años ochenta del siglo pasado hasta sumar a finales de los noventa 20.000 combatientes y controlar zonas claves del territorio nacional.
Una expansión que estuvo acompañada de su participación en el negocio del narcotráfico, desde entonces su fuente de financiación junto al secuestro y la extorsión.
En 1998, las FARC iniciaron un diálogo con el Gobierno del presidente Andrés Pastrana (1998-2002) con el poder que entonces les otorgaban llamativos golpes a la fuerza pública, tomas de pueblos y ciudades, y secuestros masivos.
Entre finales de los años noventa y mediados de la década siguiente se dio el pico del secuestro con más de 3.000 personas cautivas, datos sin precedentes en el mundo, y con la mayoría de casos atribuidos a las FARC.
Entre los golpes más llamativos destaca la toma de Mitú, capital del selvático departamento de Vaupés, el 1 de noviembre de 1998, cuando unos 1.500 guerrilleros entraron a esa ciudad, desencadenaron un gran enfrentamiento y la ocuparon durante 72 horas para llevarse a 61 uniformados secuestrados.
A partir de la toma del poder del actual mandatario, Juan Manuel Santos, los operativos militares lanzados contra la insurgencia fueron exitosos y lograron diezmar la cantidad de sus militantes. Ya con el triunfo a la vista, Santos inició rondas secretas de diálogo con los popes de la FARC en Cuba, que concluirán la semana que viene con el inicio formal del diálogo de paz, en Noruega, del que participarán cuatro países.