Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
17°
10 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Fue un verdadero Huracán de emociones

Lunes, 22 de octubre de 2012 12:15
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

“Quiero saludar a toda la familia Narváez y todos los seres queridos, que me brindaron su cariño en estos días difíciles”, agradeció Omar Narváez después de ganar en el mítico Luna Park. El campeón del mundo consiguió defender por quinta vez el título supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) luego de vencer a Johnny García, quien se las arregló para complicar más de la cuenta al Huracán en los primeros asaltos. Fue nocaut en el decimoprimer round, con una carga emocional importante por la muerte del padre del campeón en la semana previa al combate.

Sin dudas no fue una noche más para el chubutense, que tuvo que sufrir la muerte de su padre, Estanislao, el martes pasado. Quizá ese fue uno de los factores por el que el campeón del mundo tardó en acomodarse arriba del cuadrilátero. Ante un mexicano que salió a apabullarlo en los primeros asaltos, el público que llenó el Luna tuvo que esperar recién la segunda parte del combate para ver al verdadero campeón.

A partir del séptimo round Narváez empezó a cambiar la historia, al punto de derribar a su rival en el final para que Roberto Ramírez Jr, el árbitro puertorriqueño, le iniciara la cuenta. Lo desbordó combinando golpes rectos con la izquierda y marcando la superioridad en la corta distancia. Recuperó el centro del ring y se hizo dueño del combate. A partir de allí fue todo del chubutense (en el 8§ le descontaron un punto al mexicano por un cabezazo), ordenó el desorden de un indescifrable retador y se adueñó del ring, envalentonado por una hinchada que lo ovacionó.

García mantuvo el ímpetu, pero nunca equiparó la superioridad técnica y física del argentino, que lo definió en el undécimo con una sucesión de golpes que generaron las tres caídas del mexicano en menos de un minuto. Inmediatamente Narváez se trepó en su esquina y le dedicó el triunfo a su padre, al que homenajeó desde el principio de la velada.

Tanto él como todo su equipo lucieron una vincha con la leyenda “Estany”, y mostraron una bandera con la inscripción “Gracias viejo, eternamente te recordaremos”.

A los 37 años el Huracán sigue soplando, sigue siendo el hombre capaz de revertir un resultado y hacerle frente a la peor adversidad.

Los flashes buscaron siempre la figura del diminuto gran campeón, el púgil que sirve de ejemplo de otros grandes campeones como Sergio “Maravilla” Martínez, titular welter del CMB.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD