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Para los amantes de la tecnología, el mes de octubre de 2011 no será fácil de olvidar, por cuanto marcó el final de Steve Jobs, un genio de la computación que falleció en ese mes y cuyas repercusiones por su desaparición física se expandieron en todo el mundo.
Para los argentinos, tampoco fue una fecha más, por cuanto marcó el comienzo del cepo cambiario, una medida dispuesta por el gobierno para tener el control del mercado de divisas, que lejos de atenuar la demanda, abrió serios interrogante sobre la marcha de la economía, fundamentalmente sobre los números reales de las cuentas.
Si el mordisco de la manzana caracteriza el logo de Apple, éste novedoso instrumento ideado para controlar las compras de dólar, deberá ser analizado en el futuro, como el día que la Argentina cerró su economía.
Ante la permanente fuga de divisas, el gobierno comunicó que hasta nuevo aviso, se podía comprar dólares, sólo si la Afip lo autorizaba, posteriormente quedó vedada la posibilidad de hacerlo por medios automáticos, ya sean cajeros, Internet o lo que se conoce como banca telefónica. Al final, la medida se extendió al turismo, muchas operaciones menores y hasta los “arbolitos” sufrieron la “poda” cambiaria.
Al cumplirse casi un año de la medida, el dólar oficial se cotiza a $ 4,71, pero el dólar paralelo se consigue a $ 6,33: con una brecha del 35%. La Argentina ha conocido brechas peores pero no en el contexto de una década de crecimiento casi ininterrumpido y precios récord en las exportaciones agrícolas; además de un abundante ingreso de divisas gracias a los países vecinos.
No obstante en la plaza cambiaria saben que el gobierno cuenta con el arsenal disponible para seguir controlando el precio del billete. Otro dato interesante consiste en destacar que gracias a las exportaciones, el Banco Central con sus sistemáticas participaciones en el mercado embolsó más de 8 mil millones de dólares en el año, pero aún así las reservas registraron una caída de 1.250 millones en el año.
En el otro platillo de la balanza se ubican los bancos, que resultaron los más perjudicados con la medida, teniendo en cuenta que desde su implementación ya perdieron casi US$ 7.000 millones.
Estos dólares se encontraban depositados en plazo fijo dentro del sistema financiero, pero debido a la incertidumbre, lejos de renovarse fueron retirados por los ahorristas.
Más allá de esa situación, las autoridades siguen convencidas del éxito de la medida porque frenó bruscamente la salida de divisas y posibilitó pagar deuda sin mayores contratiempos, el Boden por ejemplo.
Pero, el Gobierno necesita dólares no sólo para pagar deuda sino también para hacer frente al pago de servicios que permita mantener el ritmo de la economía, que no es una cuestión menor.
“Es un título mediático”
En su reciente visita a los Estados Unidos, la presidenta Cristina de Kirchner, negó la existencia de tal situación. Ante una pregunta específica sobre el tema, afirmó: “En realidad el cepo cambiario es un título mediático. Argentina, a diferencia de lo que sucede en Colombia, en Chile o en Brasil es el segundo país en dólares después de Estados Unidos”.
Al profundizar el concepto destacó: “El estado norteamericano estima que hay entre 1.300 y 1.700 dólares por habitante mientras que Brasil tiene seis dólares por habitante y es la quinta o sexta economía del mundo. O sea, no hay ningún cepo cambiario, además el mercado único de cambios tiene aproximadamente 120 rubros para adquirir dólares”.