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Las situaciones se dan solas para que me prenda en esta columna. Les cuento, el otro día el Suri Borelli me hizo acordar de los guardas de los colectivos de antes y me obsequió un trabajo que escribió Arturo León Dávalos (1918-1960), un letrista de canciones populares y cultor en versos del género satírico-festivo que signa la casi totalidad de su producción. El nació en Salta el 29 de enero de 1918, vivió en Cerrillos y murió un 5 de diciembre, a los 42 años, es lo que me cuenta el Suri.
El trabajo de León, Aviso del guarda, comienza así: “Para pagar su boleto/ trajina dinero suelto / porque es un lío dar vuelto / yendo en ómnibus repleto.
Dele su asiento a la “fiera”/ pues la bonita sentada / como flor en primavera / se luce mejor parada.
Es verdad, se luce mejor parada, pero como dice la Quipi, también son lindas las apoyadas.
También volvió a mi memoria una vez que vine de Orán en el colectivo denominado chaguanquero, que paraba en cada luz que veía. Allí iba el guarda y el trabajo de León resume mi viaje: Debe bañarse a toda hora / para no darle al vecino / la impresión desodora / de que ha subido un zorrino.
A la que al lado viajara / no le torture el tobillo / ni le eche sobre la cara / el humo del cigarrillo.
Oiga señor pasajero / no aumente mis desventuras / No tire al piso basura / que el ómnibus no es un chiquero.
Si está ‘machao‘ y ha subido, / disimule con recato, / no vomite en el zapato / de otro que no ha bebido.
¿Usted se acuerda cuando por el cole del campo los pasajeros se mandaban hasta con jaula de gallinas. ¿Lindos recuerdos no?