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Celeste Milstein nació en Salta, tiene 26 años, es soltera y trabaja en una empresa de turismo en Tel Aviv, Israel. Allá vive el día a día “como si fuera el último”, pero con el deseo de que su pueblo se encamine hacia un pacto de paz con Hamas, el brazo más duro de los musulmanes.
Se fue a vivir a Israel cuando tenía 16 años. Terminó allá el colegio secundario y estuvo cinco años enrolada en el Ejército. Contó que para las mujeres el servicio militar es obligatorio por dos años y para los hombres tres, pero ella continuó trabajando allí mientras estudiaba Turismo.
A pocas horas de haberse firmado una frágil tregua entre Israel y Hamas, tras la muerte de 172 personas en ocho días, Celeste habló con El Tribuno. Contó que participó en la guerra del Líbano, encargada de la logística y asegura que “no es la mejor experiencia del mundo”. Hoy, desde su lugar de ciudadana común, pide que en el mundo se conozcan “las dos campanas” y asegura que le duele que sus compatriotas crean que los judíos son unos genocidas.
¿Cómo decidieron ir a vivir a Israel y qué significó eso para su estilo de vida?
Nací en el barrio Bancario y mi mamá es judía. Cuando yo tenía 16 años nos vinimos a vivir a Israel con un proyecto que tienen para hacer retornar a los judíos.
Vinimos con mi mamá y cinco hermanos. Estamos acá hace diez años, crecimos acá, hicimos el ejército (por el servicio militar) y estamos acostumbrados a la vida acá, pero antes de llegar al país nos preparamos en el judaísmo porque, si bien somos judíos, no nos habían educado así.
Hoy como argentinos sufrimos mucho por la mala información que llega allá y estamos viviendo cosas horribles. Quiero que sepan que de este lado también hay almas, hay sufrimiento, hay gente que quiere la paz.
En la vida cotidiana, ¿comparten actividades entre israelíes y palestinos?
En Israel vivimos todos juntos: judíos, árabes, católicos, evangélicos. Estamos a 87 kilómetros de Gaza y aquí hay muchos argentinos también. Todos trabajamos juntos, es mi vecino, es el que me vende mercadería, mi compañero de universidad, porque este es un estado democrático para todo el mundo y ellos pueden hacer lo que quieran. Si quieren manifestarse a favor o en contra, nadie los discrimina.
Incluso los palestinos tiene sus propios barrios. Sé que hay gente que está en contra, porque esto es una cuestión religiosa y económica, pero acá somos muchos los judíos y los palestinos que queremos la paz.
Como ciudadana común ¿cómo ves la realidad del conflicto?
Creo que así nos vayamos a Marte nos van a buscar y nos van a matar. Creo que la gente no recibe eso, no se entera de que ellos nos amenazan. En Israel no somos monstruos, los palestinos reciben ayuda de nuestra parte y quiero que la gente entienda que hay que ayudar a los palestinos porque ellos no tienen la democracia de decir que algo no les gusta o que no está bien.
Los palestinos dicen que les robamos las tierras y supongamos que eso es cierto, pero aunque las devolvamos esto no va a terminar. Los judíos vivimos amenazados por una religión.
Ellos se matan entre hermanos y nos matan a nosotros también. Hace unos días mataron a seis palestinos sospechados de haber ayudado a Israel en servicios de inteligencia. Ni siquiera les hicieron un juicio, los mataron y los pasearon muertos. Nosotros no celebramos la muerte de nadie, mucho menos de un hermano.
A nivel internacional, Israel está visto como el villano de este conflicto, sobre todo por el poderío bélico con el que cuenta comparado con Hamas...
Lo que pasa es que hay cosas que allá no llegan. La gente ve fotos que hasta son de otras guerras. Acá la gente también se muere. Es verdad que ellos usan armas mucho más pequeñas que las nuestras, utilizan armas potentes y nosotros tenemos un Ejército de defensa. Pero nosotros no atacamos en cualquier lado, sino donde sabemos que tienen sus armas, generalmente en escuelas u hospitales. Llamamos por teléfono a las familias para avisarles que tienen que salir y alejarse porque vamos a atacar. Pasaron diez años desde que vine acá y he visto que durante ese tiempo nosotros no respondíamos a los ataques, porque no queremos guerra.
Ellos siempre están haciendo como una propaganda psicológica y acá también hay niños, hombres, mujeres, ancianos, que sufren. Obvio que ningún país del mundo es perfecto, pero acá los palestinos tienen la libertad de hacer lo que quieran.
¿Cuáles son las precauciones que toman en tiempo de paz y en tiempo de guerra?
Acá lo principal es que nuestro gobierno nos cuida. Me gustaría que la gente que dice que tenemos que dejar de masacrar a los palestinos nos diga cuál es el proyecto que tienen para luchar contra una organización terrorista basada en la religión. Es difícil luchar contra eso. En Israel son menos los muertos porque cuando está por caer un cohete suena una alarma que nos alerta. En cada casa tenemos un refugio donde protegernos, un lugar que no puede ser destruído por un cohete.
Y en la parte sur, sobre las orillas de las ciudades, contamos con la cúpula de hierro, un sistema que detecta dónde está el cohete en el aire y lo frena. Eso es lo que nos está salvando la vida.
¿Cómo es salir de casa sin saber si vas a volver o si vas a seguir viendo a tus seres queridos?
Da miedo. Uno no sabe en qué momento habrá un terrorista colocando una bomba o cuándo sonará la alarma para que dejemos nuestros lugares. Las autoridades nos piden que no estemos en lugares como shoppings o supermercados, porque son los lugares donde les gusta atacar.
Vos te cruzas con musulmanes todo el tiempo y es difícil tanto para ellos como para nosotros. Acá trabajamos juntos, estudiamos juntos y todos corremos el mismo riesgo. Sin ir más lejos, los palestinos hicieron una manifestación y justo sonó una alarma por un ataque de Hamas. Ellos salieron desesperados, eso demuestra que todos estamos en peligro.
Esto me duele todo el tiempo y quiero hacer entender que esta es una lucha contra el terror, no es una guerra entre buenos y malos.
¿Crees que podrán alcanzar la paz?
Nosotros queremos que se haga un pacto de paz, no queremos una tregua. Una tregua significa que se pare el conflicto por un tiempo y nosotros queremos que esto se detenga para siempre.
Mientras estaban reunidos negociando la tregua, seguían cayendo los cohetes aquí y nosotros habíamos dejado de atacar por respeto. Después de anunciar el acuerdo, nos siguieron atacando también.
No sé cuál es el camino hacia un pacto de paz, pero no creo que empiece con la posibilidad de que abandonemos Israel. Pienso que para que haya paz tiene que pasar algo mucho más grande.
¿En estas circunstancias, no piensan en volver a la Argentina?
Creo que no es un momento para decidir. Amo a mi país y amo a Salta por sobre todo, pero en Israel tenemos un sistema muy ventajoso y es difícil desacostumbrarse a eso.
Acá en Israel no hay inseguridad, robos, secuestros, ni trata de personas. En cada país uno tiene una amenaza, la nuestra es Hamas, pero el Estado nos protege. Dentro del miedo que una siente cuando sale de su casa, yo no sé si allá voy a salir y alguien me va a decir “dame las zapatillas o te mato” y habrá alguien que saldrá a defenderme.
¿Cuál es el mensaje que le dejás a tus compatriotas sobre la realidad en Israel?
Quiero que conozcan las dos campanas. Que sepan que soy una persona justa, no soy muy religiosa, no visto como las judías, pero sí me profundizo en todo y respeto a la gente.
Quiero que haya paz, no estoy de acuerdo en que maten a nadie. Me duele que mi pueblo piense que somos asesinos y que nos señalen, sin saber cuál es la realidad.
Mis amigos del barrio Bancario me conocen y me apoyan, saben que si esto fuera de otra manera yo no estaría de acuerdo.
La importancia de
las redes sociales
Celeste Milstein se comunicó con El Tribuno a través de Facebook. Utilizó la red social del diario para pedir un espacio de expresión, donde pudiera enviar información y fotos de lo que les sucedía en Israel, con el objetivo de acercar esa realidad a sus compatriotas.
En una entrevista telefónica dio los detalles del día a día en aquel país de Medio Oriente y contó que integra un grupo dedicado a subir información a Facebook para que en todo el mundo conozcan lo que les pasa, ya que consideran que los medios de comunicación no informan su sufrimiento.
En su cuenta personal, Celeste sube diariamente mensajes de paz y de dolor con cada ataque. Además, carga fotografías y videos de los atentados que padecen. Junto con otros jóvenes, llevan adelante una campaña de difusión de afiches en los que promueven la paz, llaman a la reflexión y convocan a la unidad entre ambos pueblos.