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Exabrupto. El primer ministro ruso Dmitri Medvedev puso en evidencia los disensos dentro del poder político al calificar de “imbéciles” a las fuerzas de seguridad, olvidando que estaba ante un micrófono abierto y era grabado.
“No se preocupe, todo irá bien. Son unos imbéciles por venir a las ocho de la mañana”, dijo Medvedev tras una entrevista difundida por los medios, cuando creía que ya no le estaban grabando. El primer ministro respondía así a la pregunta de una periodista sobre un registro en el domicilio de un opositor
El Comité de Investigación al que pertenecían los agentes, una organización que quiere ser el equivalente del FBI estadounidense, reaccionó un día después a las declaraciones.
“Es muy sorprendente oír estos comentarios que no solo son insultantes para los investigadores del Comité, sino que ponen en duda la autoridad del conjunto de las fuerzas del orden del país”, dijo el portavoz Serguei Markin en un comunicado.