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España se convirtió ayer en el cuarto país de la Unión Europea (UE) que decide suspender las actividades de su embajada en Siria, una medida que ya tomaron anteriormente Alemania, Francia y Reino Unido, mientras que otros Estados miembros defienden la necesidad de mantener sus misiones operativas.
Los embajadores de los veintisiete países comunitarios ante la UE discutieron el asunto ayer en Bruselas y constataron, una vez más, que no hay una postura unitaria en el bloque sobre la clausura de las delegaciones diplomáticas.
Según fuentes europeas, lo que sí acordaron todos los Estados comunitarios es seguir compartiendo información y comunicando sus decisiones a sus socios. El Gobierno español anunció ayer en Madrid que suspendió las actividades de su embajada en Damasco como “muestra de repulsa” por la represión, aunque el personal local seguirá trabajando en ella.