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La oposición siria denunció ayer la muerte de una treintena de personas a manos del Ejército, mientras el Gobierno asegura que “grupos terroristas aumentan sus ataques” para frustrar la misión de los observadores, un día después de que la ONU anunció que ampliará a 300 los miembros de la misión para monitorear el cese de las hostilidades.
El Comité de Coordinación Local (CCL), una de las escasas organizaciones de la oposición radicadas en Siria, informó la muerte de quince personas en la ciudad de Daraa, en el sur del país y epicentro del comienzo de las revueltas contra el régimen de Al Asad, hace más de un año.
En Aleppo, en tanto, en el noroeste de Siria, trece personas fueron asesinadas en varias manifestaciones contra el gobierno de Bashar Al Asad, según denunció el CCL.
En Homs, en tanto, seis personas murieron tras el recrudecimiento de los bombardeos sobre los barrios que aún continúan siendo reductos rebeldes, según el grupo opositor, que agregó que en dos barrios periféricos de Damasco, Kafar Batna y Duma, enfrentamientos entre el Ejército Libre de Siria (ELS), el brazo armado de la oposición, y el Ejército dejaron seis rebeldes muertos. Paralelamente, el Gobierno sirio denunció que grupos rebeldes “prosiguen sus prácticas terroristas contra los ciudadanos”.