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“Más que un equipo somos un grupo de amigas”, dijo Agustina de 20 años, al reflejar el sentimiento que se comparte dentro de las filas de las Ucaladies.
Guadalupe, Laura, Cristina, Ana, Agustina, Pilar, Alejandra y Jésica fueron las encargadas de plasmar la historia de este grupo de chicas que encuentran en el rugby una atractiva manera de practicar deportes. Y, además, la de compartir una experiencia de vida que traspasa la actividad deportiva.
“Entre nosotras podemos hablar de las mismas cosas, de nuestros temores y dolores, a la hora de entrenar, o bien de los prejuicios que muchas veces tenemos que soportar al ser jugadoras de rugby”, sostuvieron.
Sin ser parte de familias con tradición rugbística, ellas tuvieron que enfrentar la negativa de sus afectos al dejarlas jugar rugby. “Por no tener obra social, mi mamá siempre me reclama cuando vuelvo con algún golpe pero me encanta el rugby y no dejaría de practicarlo”, aseguró una de las jugadoras.
Lo real es que las Ucaladies aspiran a contar con más jugadoras para seguir dando forma a este sueño que no deja de lado lo competitivo, más allá de los obstáculos que haya que superar.