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Trasladar la fiesta del clásico más añejo de la historia del fútbol, con la connotación extra de una semifinal de Copa Argentina, conllevaba ciertos riesgos. Y la principal preocupación estuvo instalada -en una coyuntura de violencia radical de las barras en el país- en los temidos posibles cruces entre Los Borrachos del Tablón y La Guardia Imperial.
La nota negra de la fiesta se registró muchas horas antes del encuentro, en horas del mediodía, cuando dos grupos antagónicos provenientes de Buenos Aires, identificados con el millonario y con la academia, se enfrentaron en el microcentro salteño. El incidente fue sofocado por la intervención policial. Pero esto no quedó allí, ya que unos minutos después un grupo minúsculo de Racing fue “emboscado” por alrededor de 30 seguidores del club de Núñez cuando los académicos se disponían a ingresar a un hostal ubicado en calle Urquiza 1045, donde se encontraban alojados.
Allí los inadaptados, identificados con los colores de River, rompieron la puerta de ingreso y provocaron innumerables robos y destrozos, como la rotura de vajillas. No hubo detenidos, pese a que el propietario del lugar hizo la denuncia. Luego, ya en inmediaciones del Martearena, tanto los ingresos de ambas barras como la salida del estadio se desarrollaron con absoluta normalidad. Sin embargo, hubo más de diez detenidos en el estadio por distintas contravenciones, como ser la portación de estupefacientes (marihuana y cocaína), entradas truchas y reventa de localidades.
Por otra parte, una persona fue hospitalizada por una descompensación y otra por caer de las escalinatas del estadio, aunque ninguno de los dos casos revistió gravedad.
Más de 20 mil personas deliraron con la fiesta de los dos grandes con más historia del fútbol argentino.