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A pesar de haber cambiado el sistema táctico por un 4-4-2, en pos de más solidez defensiva, el equilibrio que busca Alejandro Sabella sigue sin aparecer en la Selección. Solamente cuando emerge la figura determinante de Lionel Messi el equipo se vuelve letal. Pero las dudas en la última línea y hasta los errores del arquero Sergio Romero casi dejan sin efecto las genialidades de la Pulga.
El primer tiempo mostró a un equipo argentino endeble y falto de conceptos de juego en defensa y, a la vez, lento y errático en la mitad de la cancha; pero, por el otro, explosivo y contundente en ataque con un Messi extraordinario. En los primeros 25 minutos, Brasil con un 4-3-3 tuvo las mejores chances y hasta abrió el marcador con un tanto de Rómulo, a los 22'. Pero el mejor jugador del mundo, a los 31 y 34', marcó dos golazos y dio vuelta el marcador. En los cinco minutos iniciales del complemento fueron de lo mejor del equipo de Sabella: Di María e Higuaín tuvieron el tercero, pero fallaron en la definición. Entonces, Brasil, con mucho orden dio vuelta el partido con los tantos de Oscar y Hulk, a los 10 y 26', respectivamente.
Argentina era pura confusión. Pero en ese mal momento hubo un cambio de actitud. Y a los 30' Federico Fernández, de cabeza, puso el 3-3. Y el final fue de película. En la última apareció, por tercera vez la Pulga, que encaró de derecha al centro y antes de llegar a la media luna del área sacó un remate que se clavó en el ángulo superior derecho. Una verdadera obra de arte que le puso punto final a un partido memorable.