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Abril de 2007, San Carlos de Bariloche. El juez Martín Lozada autorizó el aborto a una adolescente de 17 años que aducía haber sido violada por su padre y un tío. El ADN del bebé asesinado dio resultado negativo. Vaya juez de poco juicio que no lo se lo pidió a priori! Y claro, el orden de los factores sí altera el producto, convirtiéndolo en cómplice de homicidio.
Abortos realizados con una mera declaración jurada es una invitación a la eliminación sistemática de bebés sin responsabilidad alguna y con el encubrimiento del eventual violador (¿delito de instancia privada? ja, ja).
Que una medida tal haya sido avalada por la OMS o alguna otra recua de nulidades no me sorprende.
Que la Corte Suprema ordene el exterminio de bebés en nombre de no sé qué igualdad, de cuál legalidad y de la dignidad de las personas, menos.
Así como para Hitler los judíos no eran personas, para la Corte los bebés tampoco lo son.
El juramento hipocrático prohíbe a los médicos producir abortos. Y no hay poder sobre la Tierra que obligue a quien no quiera perjurar acatar órdenes para cometer crímenes de lesa humanidad. Bien por Urtubey.
Hugo Tellechea
Rosario de Lerma