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El mundo Boca es así. Con ganar muchas veces no alcanza y la máquina trituradora se devora la paciencia y exige éxitos constantes. Es por eso que el hincha de Boca, el mismo que en el primer tiempo coreó el nombre del gran ídolo que aún extraña, Juan Román Riquelme, anoche se retiró con una mezcla de alivio, por la victoria por 2 a 0 sobre Tigre en La Bombonera, pero a su vez con desencanto, porque el equipo no logra conectar con la sintonía exigida.
El xeneize obtuvo ayer su primera victoria de la temporada, en la segunda fecha del torneo Inicial, un aliciente también para su DT Julio Falcioni tras la dura derrota sufrida el fin de semana pasado por 3 a 0 a manos de Quilmes. Con la victoria sobre el matador, Boca se mantiene vivo tras un período de disgustos y tensión provocados por las pérdidas del Clausura y la Libertadores.
El primer tiempo fue de mayor a menor, porque al principio los dos equipos trataron de ser prolijos, de poner la pelota por el piso, pero en definitiva les faltó profundidad.
El primer riesgo concreto para el arco de Boca se produjo a los 7 minutos, con una jugada muy bien armada por Pérez García y Ezequiel Maggiolo, quien apareció por derecha, remató de zurda al primer palo, y Ustari, en gran intervención, desvió al córner.
La única acción de peligro para el arco de Javier García se vio a los 14 min, cuando Viatri remató sorpresivamente desde fuera del área y el arquero controló con dificultad en dos tiempos, cuando entraba Blandi.
Al finalizar el soporífero primer tiempo, la hinchada comenzó a corear el nombre de Juan Román Riquelme como una expresión alejada del encanto.
En una de las muy escasas aproximaciones boquenses al área, Cristian Chávez marcó el primer gol de Boca en la temporada a los 16 min del complemento y desestabilizó a Tigre, que abrió sus líneas y dejó espacios sin cubrir. Esto permitió que el atacante Lucas Viatri defina con maestría y frialdad desde larga distancia, sentenciando el trámite y el resultado a los 23 min. Tras el gol se acabaron los reclamos de los hinchas y los jugadores se liberaron de las tensiones y el agobio al que estaban sometidos.