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“Fotografías” de Gabriela Liffschitz está las salas del Museo de Arte Contemporáneo. Es una serie de autorretratos en los que la fallecida expositora deja un claro mensaje: valorar la femineidad y la sensualidad, aún en lo peores momentos.
Aquí fragmentos de su historia, escritos por ella misma. “A principios de noviembre de 1999 mi ginecólogo, obstetra y amigo, Gustavo Katz, me informó que los nódulos que me habían extraído pocos días antes eran malignos, se debía realizar una mastectomía de la mama izquierda.
Después de la primera e impactante impresión de ver la cicatriz con decenas y decenas de puntos negros; empecé a observar eso que ahora me atravesaba el pecho, y lo que descubría fascinada, era que la herida podía ser reemplazados por una visión completamente diferente: la textura, las sombras de los hilos en la piel, la presencia expuesta del latido, etc.
Por esa época decidí hacer las fotos. Una mañana, después de dejar a mi hija en el colegio, me compré un rollo blanco y negro, volví a casa, me maquillé, puse la cámara en un trípode que me habían prestado y empecé a juntar objetos y prendas que me pudieran servir. La escena fue más o menos desopilante, en todo caso, descabellada, yo corría primero por toda la casa buscando los objetos y después corría desde la cámara hasta la pared en la que había pegado una tela negra con la esperanza de poder llegar a ponerme en pose antes que el disparador automático llegara a su término (tenía solo 10").
En la visita casi semanal de esa época a mi médico, el Dr. Carlos Silva, le mostré alguna de las fotos que me había hecho, y literalmente la cara se le iluminó, estaba muy entusiasmado y me dijo que tenía que publicarlas o exhibirlas, que sería muy bueno para muchas mujeres. En ese momento me enteré de las dificultades con las que se encuentran muchas mujeres a partir de la operación - sobre todo sexuales, de autoestima y con sus parejas - pero también de los casos en que las pacientes se niegan a realizar una mastectomía prefiriendo la conservación del pecho a la de la vida. El hecho de pensar que mi trabajo fotográfico pudiera ayudar de alguna forma a mujeres y hombres relacionados con este tipo de operación o cualquier otra mutilación, le dio un impulso invaluable, de alguna manera incluso el cáncer adquirió un sentido”.