Como todos los años con la llegada del invierno, y con más razón ahora que el frío se hizo sentir con fuerza en los últimos días, los salteños desempolvaron estufas arrumbadas en algún rincón de la casa o directamente salieron en masa a comprar nuevos artefactos. La ola polar no perdona, y el termómetro en picada empujó a los más sensibles a buscar una solución rápida y accesible para no tiritar en el living o en el baño.
Los locales de electrodomésticos confirmaron lo que ya se intuía: la demanda de productos para calefaccionarse se disparó en los últimos días. “La gente busca sobre todo estufas eléctricas y caloventores, que son más económicos y fáciles de instalar. Las estufas halógenas también se venden bien, igual que los equipos frío-calor”, contó uno de los vendedores de una cadena muy conocida del centro salteño.
Los precios, claro, son tan variados como los modelos. Una estufa halógena ronda entre los $50.000 y $60.000, mientras que las estufas a gas, dependiendo de la cantidad de calorías, oscilan entre $300.000 y $400.000. Los caloventores, más modestos, arrancan en los $30.000 y se agotan rápido. “Salen como pan caliente”, contó Lola, cajera de un negocio capitalino. En locales de importadores, donde los precios son un poco más competitivos, se vieron largas filas de salteños y salteñas queriendo llevarse el modelo más pequeño posible -que rondan los $20.000- pero que cumpla con una misión, la de calentar al menos una habitación.
“Lo primero que hay que pensar es en el tamaño del ambiente”, explicaron desde uno de los locales. “No sirve comprar algo barato si no te calienta ni los piecitos”. En ese sentido, también creció el interés por las estufas a leña tipo Tromen, ideales para casas más grandes y coquetas o zonas rurales, aunque su instalación requiere más trabajo y una buena ventilación.
En todos los casos, los comerciantes recomiendan que las instalaciones, sobre todo las de gas, se hagan con técnicos matriculados. Y no solo por seguridad, sino que un mal funcionamiento puede terminar saliendo más caro que la estufa misma.
Por ahora, las promociones con tarjeta y los pagos en cuotas vienen salvando a más de uno. Porque si hay algo que está claro este invierno, es que nadie quiere pasar frío. Y si es con una estufa barata, mejor.