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Formada en un ambiente intelectual, Paloma Fabrykant es periodista y se especializa en las artes marciales mixtas (MMA). Trabaja como comentarista en el programa Arena Space (canal Space, los miércoles a la noche) y para UFC en Fox Sports (sábados a la noche). Hija de la escritora Ana María Shua y el fotógrafo Silvio Fabrykant, está en Salta para presenciar el evento de MMA que se desarrollará esta noche, en el club 9 de Julio, a partir de las 22.
A pesar de crecer y vivir rodeada de libros, de padres que siempre le inculcaron seguir el camino de la literatura, Paloma decidió estudiar periodismo y especializarse en el MMA. Desde muy chica practicó artes marciales, comenzó con el judo, siguió con el karate, el jiu jitsu, boxeo y lucha olímpica.
“Creo que nunca me despojé del universo intelectual, me encanta la literatura, siempre laburé escribiendo; antes de hacer televisión trabajaba con la palabra escrita”, señaló. “Supe aprovechar mi formación para desenvolverme bien en el periodismo. El trabajo físico-deportivo complementa muy bien la actividad intelectual. No creo que una cosa se contraponga con la otra, todo lo contrario, es necesario para que la cabeza funcione bien”.
Si bien se dedica a comentar el MMA, también entrena y hasta tiene un combate en su haber. “Este año nos enfrentamos con Constanza Soilo, fue una pelea muy dura que pude ganar por nocaut técnico en el segundo round”, señaló. Después de tantos años en las artes marciales, terminar con el MMA tiene una explicación para Paloma.
“A veces hay ciertas dudas, qué pasará si se enfrentan el karate y el judo o una técnica de judo que termine en una de jiu jitsu. Haber entrenado las artes marciales con tanta pasión como lo hice es como que naturalmente empezás a combinarlas. Estás haciendo karate y de pronto pensás que podés hacer un derribo”, apunta y agrega que “la única manera de poder combinar todas las artes marciales y buscar la máxima efectividad y el máximo realismo es el deporte que se llama artes marciales mixtas (MMA)”.
Acerca de las críticas que el MMA recibe de los diferentes sectores sociales, Frabrykant explica: “Está muy estigmatizado y ligado a un imaginario social que no tiene mucho que ver con el deporte mismo. Hubo mucha confusión con lo que era antiguamente el valetudo, que es el origen de este deporte donde había menos cuidado del atleta. La gente relaciona el MMA con peleas callejeras de películas y no tiene nada que ver con eso”. La comentarista asegura que la TV ayudó a ver un deporte “seguro, donde la integridad física del atleta está por sobre todas las cosas. Ayudó a barrer con prejuicios, ese estigma y la resistencia de la gente común”.
Las críticas que se hace desde el universo pugilístico están ligadas, según Paloma, a una cuestión “de negocios. El MMA le fueron copando la parada”, expresa. Acerca de la popularidad y aceptación del deporte, señala que “en Brasil es el segundo después del fútbol, en EEUU es la disciplina que más creció en la última década superando en entradas de divisas a la NBA. Con esto te digo la importancia que tiene a nivel mundial. En Argentina estamos muy lejos de eso, hay mucha resistencia, sobre todo de las instituciones, del Gobierno y las marcas”.