Un grupo de cuatro gendarmes que presta servicios en el Centro de Adiestramiento Antidrogas (CAE), de General Mosconi (ex edificio de la empresa Tecpetrol), quienes se encontraban bebiendo y en evidente estado de ebriedad, junto al hijo de uno de ellos, mayor de edad, le dieron una brutal paliza a un cabo de la Policía de la Provincia.
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Un grupo de cuatro gendarmes que presta servicios en el Centro de Adiestramiento Antidrogas (CAE), de General Mosconi (ex edificio de la empresa Tecpetrol), quienes se encontraban bebiendo y en evidente estado de ebriedad, junto al hijo de uno de ellos, mayor de edad, le dieron una brutal paliza a un cabo de la Policía de la Provincia.
Todo comenzó cuando el efectivo salteño llegó hasta la calle Sargento Cabral del barrio Belgrano, donde reside el gendarme Torcuato Paz, tras recibir una denuncia de los vecinos por ruidos molestos, que se venían produciendo sin interrupción desde la noche anterior en dicha vivienda.
Junto a los uniformados de verde se encontraba Clemente Horacio, un hijo de Paz, de 22 años, también alcoholizado.
El policía les pidió que guardaran compostura, pero lejos de acatar el pedido lanzaron todo tipo de insultos y siguieron con la juerga.
Cuando les insistieron que terminaran con el escándalo, los irascibles gendarmes replicaron con una catarata de improperios.
En esos momentos el cabo Jorge Salas y su colega Rubén Areco decidieron actuar, exigiéndoles respeto, so pena de llevarlos detenidos.
Según el informe policial al que tuvo acceso El Tribuno, todo sucedió el domingo pasado en horas de la noche, aunque el hecho recién trascendió ayer.
El documento puntualiza que el gendarme Torcuato Paz junto a otros tres de sus compañeros y su hijo habían estado bebiendo desde el sábado a la tarde, con la música a todo volumen, sin parar ni un solo momento.
Las llamadas de los vecinos pidiendo a la Policía que dieran por terminada la extraña fiesta se multiplicaron.
Salas fue duramente golpeado, mientras Areco la sacó más barata porque se encontraba en el móvil policial y alcanzó a rescatar a la víctima de las manos de los descontrolados gendarmes.
Tras retirarse del lugar elevaron un informe a la fiscalía de turno y luego la jueza Correccional 1, Azucena Vázquez, ordenó la inmediata detención de Torcuato Paz.
El lunes en las primeras horas de la mañana, otros dos policías, cuyas identidades no trascendieron, se dirigieron a notificar a Paz de la orden dictada por la magistrada y proceder a su detención. Unos 300 metros antes de llegar al Centro de Adiestramiento Antidrogas, que depende directamente de la Agrupación VII Salta, en el acceso sur de Mosconi, el gendarme fue interceptado por los uniformados salteños, quienes le informaron que quedaba detenido a disposición de la Justicia penal.
Pero Paz, lejos de acatar la orden, pidió ayuda a los gritos a sus colegas.
El segundo ataque
El segundo ataque de los gendarmes contra los policías se realizó frente a la unidad de los primeros, cuando los efectivos salteños iban a detener a Torcuato Paz. Este pidió ayuda y sus compañeros, uno de ellos en un vehículo de la institución, se les fueron encima, en grupo. Dada la superioridad numérica, lograron rescatar al que era procurado por la Justicia y lo hicieron ingresar a la sede del CAE.
De esa manera los de uniforme verde volvieron a burlar las medidas legales establecidas. Hasta ayer no había información sobre qué ocurrió con el gendarme que se halla prófugo.
Lo concreto es que no se ha presentado ante la jueza, quien le abrió una causa por los delitos de lesiones, amenazas, entorpecimiento y resistencia a la autoridad.
Las autoridades policiales locales están indignadas.