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Orán, la de Argelia

Miércoles, 23 de enero de 2013 12:37
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“Nuestra” Orán tiene 69 mil habitantes. La africana tiene 20 veces más de pobladores, es decir 1.400.000.

Orán es, arquitectónicamente hablando, la más europea de todas las villas francesas en el continente negro.

Quizás muchos ignoren que en Argelia, en el norte de Africa, hay una ciudad con el mismo nombre que San Ramón de la Nueva Orán, la segunda ciudad de Salta en cantidad de población. La de nuestra provincia es la última ciudad fundada por un español dentro de la Argentina. Se llamó San Ramón Nonato porque el 31 de agosto es la fecha de ese santo.

La ciudad salteña está situada exactamente sobre el Trópico de Capricornio, es decir a 23 grados latitud sur, y, como todos sabemos, se caracteriza por un clima sumamente cálido, motivo de conversación en cualquier momento del año. Fue fundada en 1794, por Ramón García de León y Pizarro, que nació en la ciudad argelina.

“Nuestra” Orán en idioma bereber significa León y tiene 69 mil habitantes. La africana tiene 20 veces más de pobladores, es decir 1.400.000 y, al contrario de la situada en nuestra provincia, está ubicada nada menos que en el Mar Mediterráneo, el puerto de entrada para comunicar con todo Asia a través del canal de Suez.

Quien esto escribe estuvo el año pasado en la ciudad argelina y le fue muy mal: al segundo día de permanencia, luego de visitar la capital, Argel, fue asaltado y robado por tres argelinos en una de las calles peatonales, a plena luz del día, quienes arrinconaron a este viajero y le sustrajeron todo el dinero que llevaba encima. Como sabemos, los argentinos desde hace más de un año, no podemos extraer del cajero de los bancos ni siquiera un dólar.

Como es de imaginar, la desesperación o en todo caso la angustia por no saber cómo seguir el viaje, se hizo carne en este viajero. Para enmendar ese traspié conté con la colaboración primero de un taxista, que me llevó hasta el hotel, luego con el dueño del establecimiento que me pagó el viaje hasta la estación aérea, más tarde con la ayuda de Iberia, la línea aérea que me llevaría en hora y media hasta Madrid, y finalmente por un mozo de la confitería del aeropuerto que, gentilmente, me dio de comer sin retribución alguna. “Hoy por ti, mañana por mí”, me dijo el empleado que era italiano y que se prestó sin que se lo pidiera a un gesto sin igual.

Finalmente, las empleadas de Iberia, que hablaban perfectamente español, me ofrecieron un ticket para que comiese a mi gusto en el restaurant.

Gran ciudad portuaria

La Orán argelina es un gran puerto sobre el Mar Mediterráneo, puerta de entrada al canal de Suez y desde allí a toda Asia. De allí su gran importancia económica. Posee tres universidades, una alcazaba, es decir el centro histórico de la ciudad, y una mezquita, admirable, del siglo XVIII.

Los que le dieron impulso a la ciudad fueron los moriscos granadinos, que durante ocho siglos ocuparon España, especialmente el sur, lo que hoy es Andalucía. Expulsados por los Reyes Católicos, estuvieron varios siglos en lo que hoy es Argelia. Los reyes católicos los empujaron hasta allí y en 1830 la actual Argelia fue conquistada por los franceses. Cuando llegaron los galos había apenas 218 mil habitantes, pero la población se duplicó en 50 años.

Orán es, arquitectónicamente hablando, la más europea de todas las villas francesas en el continente negro. Los nativos siempre se resistieron a la ocupación de Francia, que se extendió hasta 1962. Hasta allí siempre hubo guerra de guerrillas, atentados y repudios hacia los invasores. La guerra declarada se extendió hasta la independencia, retratada genialmente en una película, considerada una de las diez mejores de todos los tiempos, que se llamó “La Batalla de Argel”, y que dirigió magistralmente el italiano Gillo Pontecorvo.

La Orán africana fue primero un puerto fenicio, luego fue anexada al Imperio Romano y en el siglo VIII, los árabes conquistaron el norte de Africa e introdujeron el islam.

Los grandes escritores

 

Miguel de Cervantes, el gran autor del Quijote, hizo una extensa referencia en sus libros a Argelia. Albert Camus, nada menos, centraliza su obra “La peste” en este país, y el inimitable Julio Verne, desde su Nantes natal, le dedicó uno de sus libros a Orán. La biblioteca regional, excatedral, es una joya arquitectónica de la cual uno queda boquiabierto al observarla. La música tiene origen beduino. Lamentablemente, la Orán de hoy tiene unos paisajes hermosos, sobre todo los situados frente al mar, pero es una ciudad muy sucia, y como ya lo describimos, insegura.

Desde este puerto es posible comunicarse por ferry en unas diez horas con Alicante y Almería. Tiene el mural de cerámica más grande del mundo. Su clima es semiárido, con menos de 300 milímetros de lluvia al año, siempre en invierno, una característica del Mediterráneo. Esos inviernos son suaves y en el verano la temperatura no sube de los 30 grados, muy por debajo de la ciudad homónima salteña.

Los turistas pueden distraerse con otros dos lugares fundamentales: la capital, Argel, con más de 2 millones de habitantes, distante 460 kilómetros, los cuales los recorrí en un buen tren en poco más de cuatro horas, y recorrer al sur del país el Sahara, encima de un camello.

Una carnicería

El mundo se ocupa estos días del tremendo asalto que un grupo de Al Qaeda realizó en el sur argelino, a una de las plantas de gas más importantes del mundo. Allí los terroristas tomaron a decenas de rehenes que trabajaban en el lugar, como represalia por el apoyo de Argelia a la invasión francesa en Mali. Los ocupantes no aceptaron ningún tipo de negociaciones y mataron a decenas de argelinos y a 37 extranjeros, muchos de estos de un tiro en la cabeza. El autoritarismo es evidente en Argelia, más allá de los atentados, y uno lo advierte simplemente con las grandes medidas de seguridad implantadas en los aeropuertos y en el control de la policía militar en cualquier punto del país.

Por eso no sorprende la matanza que ocupa grandes espacios en la prensa internacional.

Actualmente en Argelia el 60% de sus habitantes son de origen bereber y los europeos apenas el 13%. Cuando los franceses fueron expulsados de esta ex colonia africana, unos 300 llegaron hasta Salta a radicarse porque el Gobierno provincial les otorgó tierras para el cultivo. La mayoría de ellos volvió a Francia y algunos se destacaron en nuestra región, tal es así que uno fue senador provincial y otro el presidente de la Alianza Francesa en nuestra capital. Un hecho que los menores de 50 años ignoran por completo.

Volviendo a la capital, Argel, debemos resaltar que el centro de la ciudad está declarado por la Unesco como Patrimonio Histórico de la Humanidad. En el 960 fue fundada en las ruinas de lo que había sido una ciudad del Imperio Romano. A la capital se le llama “Argel, la blanca”, por el estilo colonial que impusieron los franceses.

Argelia no es uno de los destinos preferidos de los turistas, menos aún de los argentinos. Del norte de Africa no tiene la belleza de Túnez ni la grandiosidad y la gran historia de Egipto, pero no es descartable para quien tenga como objetivo no un simple paseo sino conocer la historia de un pueblo, que durante siglos estuvo ocupado por distintas civilizaciones y que fue, guerra mediante, el que expulsó a los franceses de esta parte del mundo.

Es más: el vino tinto, gracias al apropiado clima y la influencia francesa, es digno de tomar. Parece poca cosa, pero ayuda al viajero...

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