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En política el mes de enero suele transcurrir tranquila. Pero este verano parece no ser así, en su inicio al menos ha sido distinto: el Gobierno no instaló diariamente los temas de importancia nacional sobre los cuales la gente debería anoticiarse; el kirchnerismo nunca abandonó su rasgo de definir los temas del día que serían luego obligados títulos de tapa, comentarios radiales o imágenes obligadas en las pantallas de televisión. Marcar la agenda era -es- insertarse en la vida cotidiana de la ciudadanía.
Técnicamente la agenda de acción de Gobierno es aquella que incluye temas de interés público que reclaman una intervención de políticas gubernamentales. Pero, en sentido usual, se usa para referirse a lo comunicacional: los hechos que, por su importancia, despertarán a través de los medios el interés ciudadano. El Gobierno habitualmente llevó la batuta, la agenda no se marcaba desde la oposición ni desde el llano.
La tendencia del verano parecer ser ahora lo opuesto: los asuntos interesantes para la gente surgen desde abajo, obligando al Gobierno a ocuparse de esas materias. Como el estilo cristinista no es delegativo ni prudente ni mesurado, sus respuestas en las redes sociales resultan personales, crispadas, inconclusas, haciendo que esos temas queden instalados por mucho más tiempo de lo que el Gobierno desearía. El sábado 5 de enero a la tarde, por ejemplo, durante sus vacaciones la Presidenta emitió una seguidilla de 22 mensajes por Twitter que todavía son motivo de análisis.
Este cambio de paradigmas veraniegos, ocurrido en la primera mitad de enero, fue configurado por media docena de hechos que marcaron una agenda abandonada por la Casa Rosada. Se inició el jueves 3 con familiares de las víctimas de la ESMA y sobrevivientes de la ex Escuela Mecánica de la Armada junto a otros referentes, repudiando públicamente un festejo organizado por el ministro de Justicia Julio Alak, a fin de año.
Pedían su renuncia, interpretando que el hecho fue una falta de respeto a la memoria de los allí detenidos y torturados. El tema y sus respuestas convocaron la atención pública toda la semana.
Días antes, la revista Brando había publicado una entrevista a Ricardo Darín, quién entre otras cosas dijo: “Yo quisiera que alguien me explicara el crecimiento patrimonial de los Kirchner”. Palabras reproducidas por todos los medios casi inmediatamente; hecho que movilizó a muchos estamentos y que mantiene hasta hoy una interesante vigencia. Ayudó -y mucho- el hecho de que la propia Presidenta le respondiera por Facebook; fiel a su estilo, le enrostró al ganador del Oscar un ya archivado proceso penal en su contra de dos décadas de antigüedad.
Los intendentes rebeldes del FPV también convirtieron sus conductas en “trending topics”, y marcaron la agenda. Omar Goye -intendente de Bariloche- desobedeció las presiones del gobernador de Río Negro y del senador Pichetto, que en nombre de la Presidenta le pedían la renuncia. Días después, el peronista José Eseverri, intendente de Olavarría, en un inusual gesto de autonomía, fue el gran ausente de la videoconferencia con la que la Presidenta inauguraba una inversión de la empresa Bancor, radicada en aquella ciudad. Eseverri argumentó: “Eso ya se inauguró hace 30 días”.
Las centrales obreras oficialistas -la CGT de Caló y la CTA de Yazky- también se colocaron en foco al pedirle al ministro Carlos Tomada, en audiencias celebradas los días 12 y 15 de enero, elevar el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias y un aumento del 25% de los salarios, negándole reconocimiento al índice de aumento del costo de vida fijado 2012 fijado por el Indec en 10,8%. En ambos casos, coincidían con las peticiones de Hugo Moyano y tuvieron amplia cobertura periodística.
Del exterior el tema del día lo trajo el diario The Sun, al informar el domingo 6 acerca de un acuerdo “reservado” entre la Presidencia de la Nación y la empresa británica Chapman Freeborn; se alquilaba por un millón de dólares un moderno avión de transporte para la gira que realizaría Cristina Kirchner por países asiáticos.
Fueron dos semanas en las que el Gobierno perdió la iniciativa y sólo atinó a defenderse. Las dos únicas ocasiones que intentó recuperar la agenda fueron el acto, político, de agasajo a la fragata Libertad a su arribo a la base naval de Mar del Plata y el discurso por cadena nacional anunciando un acuerdo ferroviario para la compra de 409 vagones para el Sarmiento y el Mitre. Pero el affaire Darín, los intendentes rebeldes, los reclamos gremiales y demás noticias hicieron que pasaran inadvertidas, tan inadvertidas como la gira por Asia.
Medio verano es demasiado tiempo perdido en un año electoral decisivo para el modelo de “Cristina eterna”, propuesto por la diputada Diana Conti.