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Podemos definir los precios relativos como “el valor de un bien o servicio respecto al valor de otros bienes o servicios “.
Nuestros productos perdieron competitividad en el exterior, lo que hace cada vez más difícil exportar la producción.
En Argentina, como consecuencia de la inflación, los subsidios, las trabas a la importación y el cepo al dólar, cada vez es más difícil determinar el verdadero valor de los bienes y servicios.
Ante esta realidad volvemos a tratar de entender y definir el concepto de “precios relativos” y las principales causas y consecuencias de los mismos.
A los precios relativos, podemos definirlo como “el valor de un bien o servicio respecto al valor de otros bienes o servicios” o “la relación entre el precio en dinero de un bien y el nivel general de precios”.
Actualmente son varias las causas que originan estas distorsiones, porque no le hacen bien a la economía. Entre las más importantes podemos citar:
a) Las devaluaciones, que no acompañan a la inflación.
b) Desacertada política de subsidios en distintas regiones de nuestro país.
c) Trabas a las importaciones.
d) Cepo cambiario y crecimiento del dólar blue o negro.
e) Controles de precios establecidos desde la Secretaría de Comercio Interior.
Devaluaciones e inflación
La inflación del año pasado fue cercana al 25% (según varias consultoras) y, como la devaluación del dólar no fue de ese porcentaje y no acompañó a la inflación, eso provocó que los precios en el mercado interno sean más altos en dólares. De esta manera, nuestros productos perdieron competitividad en el exterior, lo que hace cada vez más difícil poder exportar nuestra producción. Esta práctica genera que nuestra economía se vaya cerrando y, por la experiencia que tenemos, cuando eso pasó no nos fue bien.
Subsidios y federalismo
La desacertada política de subsidios nacionales a la energía eléctrica, el gas y el transporte -especialmente en los grandes centros urbanos- ha generado una distorsión en los precios, además de que se prestan servicios sin un adecuado mantenimiento.
Hoy, por ejemplo, resulta más conveniente vivir en Capital Federal que en cualquier provincia, cuyas tarifas reflejan el verdadero costo del servicio. Este es, además, un muy mal ejemplo del federalismo practicado desde el Gobierno nacional.
La explicación oficial de por qué existe esta diferencia de precios en los servicios públicos prestados en estos centros urbanos bajo jurisdicción nacional, es que se le debe dejar a estos ciudadanos mayor disponibilidad de dinero para que lo apliquen al consumo de otros bienes. Me pregunto: ¿y los que vivimos en otras provincias, qué hacemos?
Importaciones vs. producción
Hay que reconocer que las trabas a las importaciones, que se complementan con el deseo de sustituirlas con nuestra propia fabricación, puede aumentar y mejorar la producción local si estuvieran bien aplicadas. En este caso, no podemos decir esto, ya que las medidas aplicadas no han sido planificadas. Esto ocasionó en muchos casos especulación, aumentos de precios de los stocks y hasta paralización de sectores productivos por falta de insumos. Esto tiene que ver con que los precios de esos bienes no son reales ni fijados en condiciones normales del mercado.
Cepo cambiario y vacaciones
Respecto del cepo cambiario, es cierto que el mercado negro es pequeño y que su impacto no debería ser significativo para determinar precios, ya que los mismos están relacionados con el dólar oficial. Pero también es cierto que el “blue” se presta a la especulación en la determinación de los precios de algunos bienes y servicios, ya que varios artículos son ofrecidos al valor de cotización del billete que se adquiere en el mercado informal.
Un ejemplo claro para determinar la incidencia en el precio relativo ocasionado por el cepo cambiario es la diferencia en el precio de un café que puede estar servido en un aeropuerto, en un bar para turistas o en una confitería para ciudadanos argentinos. También puede ocurrir con el precio de determinados espectáculos y otros servicios para turistas o argentinos.
Otra variación de los precios relativos se produce cuando viajamos al exterior y recurrimos a las tarjetas de crédito. Sabemos que el valor que pagamos tiene un recargo del 15% impuesto por la AFIP, por encima de la cotización de la moneda oficial. De todas maneras, conviene comprar con plástico, ya que no supera el 50% del sobreprecio que alcanzó el “blue” actualmente.
También la marcada diferencia entre el dólar paralelo y el blue provoca en nuestro comercio exterior prácticas de subfacturación en exportaciones y sobrefacturación en importaciones para retener dólares en el exterior.
Precios máximos “sugeridos“
La determinación de precios máximos para determinados bienes o servicios, especialmente los que forman parte de la canasta básica de alimentos, juega un papel inverso al verdadero objetivo, que es preservar el valor de los salarios. Esto se debe a que en muchos casos se produce poca cantidad o disminuye la calidad de los bienes o directamente no se fabrican los productos que tienen precios controlados, alentando las segundas marcas o generando productos “Premium o exprés” para diferenciase de los precios máximos “sugeridos”.
Al determinar precios máximos con la alta inflación que soportamos, es imposible mantener congelado el precio, medida que tampoco incentiva la competencia.
Estas distorsiones que se producen en los precios relativos no pueden ser mantenidas en el mediano plazo porque complica la planificación, la competitividad, genera incertidumbre y no ayudan a atraer inversiones.