Las aguas bajaron algunos centímetros, pero poblaciones enteras continúan a merced de los antojos del río Pilcomayo, en los limites con Paraguay y Bolivia, en el departamento Rivadavia.
La ruta provincial 54 se atraviesa con dificultades en temporada seca, pero ahora se volvió literalmente un río que no pueden sortear ni tractores, ni vehículos militares. Por eso son pocos los particulares que circulan por la zona y en los alrededores.
En 200 kilómetros de recorrido El Tribuno se cruzó solo con tres autos y un camión, que tuvieron que esquivar las profundas huellas y baches que dejaron las precipitaciones. Pero por estos días nadie puede llegar a destino en el municipio de Santa Victoria Este. El camino termina abruptamente unos 20 kilómetros antes de esa localidad, en Santa María, donde comienza la zona que tiene aislados a mas de 5.000 salteños.
En el camino que se vuelve río unos chicos wichi se divierten en el agua turbia y tibia de la creciente, que según los vecinos, “viene más brava que otros tiempos”. Los adultos pasan al lado de los pequeños que chapotean. Llevan provisiones para sus casas de Santa María, a las que no llega ningún auto. La situación es más compleja en Santa Victoria, Alto la Sierra y Misión La Paz, donde los pobladores advierten que hay que llegar nadando “porque no se hace pie”.
Poblados más pequeños como San Luis, La Merced Vieja y La Merced Nueva también están rodeadas por agua, lo mismo que decenas de puestos de campesinos criollos de la zona, que comparten la tierra hace más de 100 años con unas 50 comunidades aborígenes de cinco etnias distintas.
Donde el río se comió el camino solo hay chicos pataleando en la correntada y un camión que llevaba lácteos a Santa Victoria, pero que se volvió después de esperar dos días en el lugar. Mas allá, en uno de los pocos claros sin agua que tiene la ruta hay una enrramada de palos que anuncia un piquete. Allí, aborígenes de Santa María tienen secuestrada, desde el 26 de diciembre pasado, una camioneta de una empresa que hace pozos de agua. Protestan por la muerte de Karina Torres, de 19 años, que fue arrastrada por el río cuando fue a buscar agua para tomar, ya que en el pueblo no había. Monte adentro se ven camas, televisores, muebles y personas acampando a la intemperie porque sus casas están inundadas. Pero en el lugar no se ve ninguna máquina arreglando el camino. Tampoco hay quien asista a la gente que tuvo que autoevacuarse.
El mayor temor: la lluvia
Son varias las preocupaciones para estos pobladores, pero lo que más temen es la posibilidad de lluvias en la zona o en Los Andes bolivianos, donde nace el Pilcomayo y el agua se larga pendiente abajo incontenible y feroz. Los lugareños dicen que las lluvias todavía no llegaron como otros años y que lo que vivieron fue solo el primer capítulo de la temporada de crecientes y lluvias. “A mediados de febrero merma el agua. Esto recién empieza, porque son lluvias de Bolivia, pero faltan las nuestras. No se puede dormir por miedo a que lo sorprenda el agua”, dijo Luis Félix, de Santa María, en plena búsqueda de un lugar seguro “en caso de que vuelva la crecida”.
Misión El Cruce quedó muy afectada
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Las aguas bajaron algunos centímetros, pero poblaciones enteras continúan a merced de los antojos del río Pilcomayo, en los limites con Paraguay y Bolivia, en el departamento Rivadavia.
La ruta provincial 54 se atraviesa con dificultades en temporada seca, pero ahora se volvió literalmente un río que no pueden sortear ni tractores, ni vehículos militares. Por eso son pocos los particulares que circulan por la zona y en los alrededores.
En 200 kilómetros de recorrido El Tribuno se cruzó solo con tres autos y un camión, que tuvieron que esquivar las profundas huellas y baches que dejaron las precipitaciones. Pero por estos días nadie puede llegar a destino en el municipio de Santa Victoria Este. El camino termina abruptamente unos 20 kilómetros antes de esa localidad, en Santa María, donde comienza la zona que tiene aislados a mas de 5.000 salteños.
En el camino que se vuelve río unos chicos wichi se divierten en el agua turbia y tibia de la creciente, que según los vecinos, “viene más brava que otros tiempos”. Los adultos pasan al lado de los pequeños que chapotean. Llevan provisiones para sus casas de Santa María, a las que no llega ningún auto. La situación es más compleja en Santa Victoria, Alto la Sierra y Misión La Paz, donde los pobladores advierten que hay que llegar nadando “porque no se hace pie”.
Poblados más pequeños como San Luis, La Merced Vieja y La Merced Nueva también están rodeadas por agua, lo mismo que decenas de puestos de campesinos criollos de la zona, que comparten la tierra hace más de 100 años con unas 50 comunidades aborígenes de cinco etnias distintas.
Donde el río se comió el camino solo hay chicos pataleando en la correntada y un camión que llevaba lácteos a Santa Victoria, pero que se volvió después de esperar dos días en el lugar. Mas allá, en uno de los pocos claros sin agua que tiene la ruta hay una enrramada de palos que anuncia un piquete. Allí, aborígenes de Santa María tienen secuestrada, desde el 26 de diciembre pasado, una camioneta de una empresa que hace pozos de agua. Protestan por la muerte de Karina Torres, de 19 años, que fue arrastrada por el río cuando fue a buscar agua para tomar, ya que en el pueblo no había. Monte adentro se ven camas, televisores, muebles y personas acampando a la intemperie porque sus casas están inundadas. Pero en el lugar no se ve ninguna máquina arreglando el camino. Tampoco hay quien asista a la gente que tuvo que autoevacuarse.
El mayor temor: la lluvia
Son varias las preocupaciones para estos pobladores, pero lo que más temen es la posibilidad de lluvias en la zona o en Los Andes bolivianos, donde nace el Pilcomayo y el agua se larga pendiente abajo incontenible y feroz. Los lugareños dicen que las lluvias todavía no llegaron como otros años y que lo que vivieron fue solo el primer capítulo de la temporada de crecientes y lluvias. “A mediados de febrero merma el agua. Esto recién empieza, porque son lluvias de Bolivia, pero faltan las nuestras. No se puede dormir por miedo a que lo sorprenda el agua”, dijo Luis Félix, de Santa María, en plena búsqueda de un lugar seguro “en caso de que vuelva la crecida”.
Misión El Cruce quedó muy afectada
Quienes pueden dar testimonio del poder de las aguas son los aborígenes wichi de la misión El Cruce, pegado a Santa María. El martes por la mañana el charco marrón que se desprendió del Pilcomayo alcanzó las 18 casas de las 60 personas de la comunidad, que no tuvieron tiempo de salvar todas sus pertenencias y solo pudieron atinar a llevar a los niños y ancianos a un lugar seco en el monte. “Si nos agarraba de noche, a más de uno nos mataba”, dijo Ruperto Dixon mientras se tambalea en el agua después de enterrarse hasta la rodilla con un pozo.
“Lo perdí todo señor.
El agua volteó las paredes de mi casa, arrastró a mis pollos y lo poco que teníamos. Ayer nos convidaron arroz, pero hoy ya no tenemos nada para comer y hay que esperar tres horas para que se cargue un bidón con agua. Acá nos arreglamos por nuestra cuenta. La ayuda llega a Santa Victoria y Misión La Paz, pero acá también estamos sufriendo”, contó Celia Moreno, de 57 años, seis hijos y nueve nietos. Todos están en el campamento improvisado, donde colgaron mantas de las ramas para cubrirse del sol. “Si llueve no sé a donde iremos, ya me duelen los huesos y en la salita no hay inyecciones ni tengo para comprar una pastilla que me calme el dolor”, agregó.
Reclaman ayuda para sobrevivir al desastre
Alberto Correntino perdió su casa. Las paredes de barro y palos se humedecieron en la base y pronto se desmoronaron. “No tengo ni un plástico para poner de techo en el monte”, dijo. “Los que nos quieran dar una mano no le entreguen donaciones a la Municipalidad porque acá no llega. Se guardan la mercadería y la reparten al aborigen para las elecciones‘, afirmó Enrique Moreno.
Las paredes de la casa de madera que le entregó el Instituto Provincial de los Pueblos Indígenas de Salta a Isolano Pérez flotan en el agua. “Si no servían para el calor, menos para la lluvia. Le tuve que poner unos horcones de madera pesada porque con los postes de madera blanda que tenía me la llevaba el río. No sé para qué hicieron este experimento. Con lo que me costó que me den la vivienda y esta no duró ni 10 meses. Ahora dicen que ya no puedo pedir casa de material porque a mi me dieron de madera”, protestó Isolano.
Jorge Alvarez Sajía es el cacique de la comunidad El Cruce. “No tenemos defensas porque antes el agua no llegaba hasta aquí. Ahora estoy pensando en que nos tenemos que ir o nos lleva el río. Pero sin ayuda del Gobierno vamos a andar mal. En los almacenes ya no nos quieren fían. Pero en el río no hay pescado y en el monte no hay conejo”, reflexionó.
Solo autoevacuados
en la zona más crítica
Lucio Ganami, jefe de Operaciones de la Subsecretaría de Defensa Civil de la Provincia, confirmó a El Tribuno que desde ayer por la mañana ya no había evacuados en Santa Victoria Este, sino autoevacuados.
“Son aborígenes de las comunidades que se van corriendo a lugares más altos. Hablamos de unos 1500 o 2000 autoevacuados”, manifestó Ganami.
Hoy el gobernador de la provincia, Juan Manuel Urtubey recorrerá de nuevo la zona junto al Jefe de Operaciones de Defensa Civil y el secretario de Recueros Hídricos, Alfredo Fuertes para continuar monitoreando los efectos. Durante la reunión de gabinete que se realizó ayer por la tarde, los funcionarios expusieron cómo se dio respuesta a la emergencia que sufren las comunidades del Chaco salteño.
Para el personal de Defensa Civil provincial, la situación se encamina ya que según evaluaron, “el río empezó a bajar”.
Ganami señaló que el río marcaba el martes por la noche 6.83 metros y ayer por la noche, 6.73 metros.
“A pesar de que la diferencia es de sólo diez centímetros, para nosotros es muy alentador porque indica que el río empezó a descender”, sostuvo Ganami
Defensa Civil también informó que a través de la asistencia aérea se distribuye mercadería y agua potable en las localidades que quedaron aisladas.
Desde el Gobierno provincial se informó, durante una reunión de gabinete especial que se hizo ayer, que al municipio se le destinaron 1500 bolsones de alimentos, 150 chapas de zinc, 500 bidones de agua de 10 litros cada uno; 200 conjuntos deportivos, 200 pares de zapatillas, 100 frazadas, 100 paquetes de pañales, 200 colchones.
Urtubey sobrevoló la zona y recorrió los sectores que afectó la crecida del río Pilcomayo para conocer cómo se avanzaba en la asistencia a los pobladores de los parajes, las condiciones de los anillos de contención ubicados alrededor de las comunidades, entre otros. Entre los parajes afectados se encuentran La Estrella, Misión La Paz, Kilómetro 1, Kilómetro 2, La Merced, La Merced Nueva, La Merced Chica, San Martín, La Ceiba, etc.
Coordinación con otras áreas
Durante la reunión de Gabinete que convocó el gobernador Juan Manuel Urtubey se firmó un convenio con el Ejército Argentino para que éste colabore con la logística y con tareas de movilidad, distribución y asistencia en la zona.
También se informó que hoy efectivos de la Policía Lacustre trabajarán en la zona con infraestructura especial y se acordó que el personal de Defensa Civil estará a cargo de las tareas en un amplio sector afectado. Los vuelos sanitarios se realizan con los helicópteros Bell 412 y 407 que no solo trasladan a las personas sino también transportan materiales para la asistencia como mercadería, medicamentos y antiofídicos según informó Aviación Civil.
El tiempo favorable
Lucio Ganami destacó que la Subsecretaría monitorea las condiciones del tiempo a través de imágenes satelitales y la medición del caudal del río Pilcomayo. Durante la reunión de ministros y secretarios se informó que desde ayer a la tarde comenzó el descenso del río en su paso por Villamontes (Bolivia). Dijeron en la reunión “Hasta el momento bajó más de un metro el agua”.
Ultimo informe de las 20 horas del miércoles Defensa Civil sobre el estado de las rutas:
- Ruta 54 Santa Victoria Este intransitable desde Aguaray hasta Santa Victoria Este. Intransitable de Santa Maria - M. La Paz
- Ruta 51 Campo Quijano - San Antonio de los Cobres transitable con precaución, zona El Candado.
- Ruta nacional Salta - Cafayate transitable con precaución.
- Ruta nacional 40 a Tafi del Valle y Santa Maria Catamarca transitable con precaución por el río Santa María.
- Ruta 40 tramo El Acay intransitable.
- Ruta provincial 44 a San Carlos intransitable por crecida del río Calchaqui, se recomienda dar vuelta por Cafayate.
- Ruta provincial 6 Animanadios intransitable por crecida del río Calchaqui, se recomienda dar vuelta por Cafayate.
- Ruta provincial 53 intransitable crecida del río Amaicha, abundante lodo, vialidad trabajando en la zona.
- Ruta 40 Cachi - Cafayate transitable con precaucion en distintos parajes interme.