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Rusia saludó ayer el nombramiento de John Kerry como nuevo secretario de Estado norteamericano, considerando que las relaciones con su antecesora, Hillary Clinton, eran insostenibles.
“Su nombramiento como jefe de la diplomacia de Estados Unidos ampliará considerablemente la agenda de negociaciones en nuestras relaciones, y tenemos de qué hablar”, afirmó Mijail Marguelov, jefe del comité de Asuntos Exteriores del Senado ruso, citado por la agencia EFE.
Moscú no escondió su satisfacción con la llegada de Kerry, toda vez que las relaciones con su antecesora, Hillary Clinton, eran prácticamente insostenibles debido a cuestiones bilaterales como las adopciones y el caso Magnitski.
“El no es pro ruso, sino un político sensato”, indicó Marguelov refiriéndose a Kerry. Rusia acusó directamente a Clinton de la actual tensión, por lo que el mensaje de bienvenida a Kerry es interpretado como una invitación a un nuevo deshielo, siempre que Washington no vuelva a interferir en los asuntos de Moscú.
En clara señal de ello, ayer mismo Rusia adoptó tres medidas en este sentido, en materia de adopciones de niños rusos; la suspensión de la importación de carne, y en el ámbito jurídico, la denuncia del acuerdo de cooperación en materia de lucha contra el crimen y el narcotráfico.
El viceministro de Exteriores ruso, Serguei Riabkov, negó rotundamente que la denuncia del acuerdo bilateral esté vinculada con las “actuales complicaciones políticas”.