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Los carros fruteros pesan en balanzas engañosas

Domingo, 20 de octubre de 2013 01:44
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Los carteles atraen con su propuesta indecente: “Frutillas 2 Kg x $15”. La montaña de fresas es un talismán que hipnotiza con su rojo y cualquiera marcha directo convocado por la oferta irresistible, imaginando que hará copas de frutillas con crema para toda la familia, o que logrará sacarle a una olla cinco frascos de exquisita mermelada. Y todo por quince pesos. “¿Qué comprás hoy con $15? ­Nada!”, reflexiona uno mientras marcha a toda velocidad para que no se las lleven todas, sin pensar que por algo siempre hay de sobra.

En el carro frutero de la esquina de 20 de Febrero y Caseros, al menos cinco personas esperaban para llevarse la bolsa con dos kilos de frutillas. ­Llegó el turno de Claudia!: “Deme cuatro kilos, voy a preparar dulce” (confesó ingenuamente). El vendedor le dijo: “ahí tiene doñita, va con yapa. Son 30 pesos”. La mujer tanteó el peso de las bolsas y dedujo por memoria intuitiva: no son cuatro kilos. Pero pensó: “No seas mala Claudia, no se puede andar por la vida dudando de la gente que se gana la vida vendiendo frutas”. Acto seguido entró a un supermercado que está sobre 20 de Febrero, cerquita del carro con frutillas, y cuando iba a dejarle al guardia los cuatro kilos recién comprados, otra señora le advirtió: “aproveche, pese en la balanza del súper la fruta porque dan de menos en esos carros”.

Dicho y hecho. “Una bolsa pesaba 1,180 kg y la otra, que iba con la yapa, 1,240 kg. En total, eran 2,420 kg. Faltaban 1,580 kg para completar los cuatro kilos que había pagado. En esos momentos me sentí estafada, defraudada, porque, en definitiva, lo importante es que el producto pese lo que vale”, reflexionó.

Y esta postal de palabras no es el relato de una nueva modalidad delictiva. Se trata de una vieja, casi histórica forma de engañar a los siempre renovados clientes de la fruta en carro, bien aprendida por los vendedores de este particular rubro, descarados actores, verdaderos maestros del engaño.

Balanzas sin códigos

Mientras los responsables se hagan los distraídos, los carros seguirán con las suculentas ofertas. Los desprevenidos y novatos clientes bufarán de bronca con las bolsas mal pesadas en la mano y las balanzas tipo “Roma” serán el objeto de culto de quienes buscan la plata fácil, poniendo de pantalla la fruta de estación. Por las dudas, un concepto básico para recordar es que los fruteros tienen tanto derecho a trabajar como el consumidor a llevarse a casa exactamente lo que pagó.

El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) es un organismo técnico especializado en pesos y medidas, entre otras cuestiones. desde allí informaron sobre el problema de las balanzas ambulantes que para que esté homologada debe tener código de aprobación de modelo. Generalmente se ven balanzas en la calle que carecen de homologación y no cumplen con la norma. Todo instrumento de medición puede ser pasible de uso fraudulento, por eso el INTI, al verificarla, le coloca un pre cinto que habría que romper para trucarla.

No quieren pesar bien

Consultado al respecto, el secretario de Defensa del Consumidor, Santiago Godoy (h), explicó que el control de los carros fruteros que se encuentran en el centro de la ciudad los realiza la Secretaría de Control Comercial de la Municipalidad, que también otorga las licencias. Recordó al respecto que a través de la Fundación San Miguel se les había dado balanzas electrónicas a los fruteros para que cambiaran las balanzas romanas que solían usar en el pesaje de la mercancía. Estas balanzas tienen una batería que dura doce horas y están homologadas por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). “Con el INTI sí estamos trabajando en hacer controles en las balanzas de los supermercados, para que efectivamente pesen lo que tienen que pesar”, agregó Godoy.

Además indicó que últimamente no reciben muchas denuncias de clientes estafados por los fruteros e hizo hincapié en que tal vez las personas no se dirigen a Defensa del Consumidor cuando son víctimas de estos engaños. “El tema ese de que te venden un kilo con doscientos en vez de dos porque tienen la balanza adulterada no es nuevo. Había un compromiso de los fruteros, aunque capaz que en algunos casos no las estarán usando. La gente lo primero que hace es denunciar en los medios y después nos hace la denuncia formal a nosotros”.

La opinión

A veces, un kilo pesa 600 gramos

Por Graciela Esnaola, el Tribuno

Tentadoras las frutillas! Casi imposible resistirse al impulso de comprar. Y, como si el color y el perfume fueran poca atracción, se suma la oferta: 2 kilos por 15 pesos en cualquier esquina donde una puede encontrar un carrito frutero. Esos que se ubican complicando el apurado paso de miles de personas que transitan por las angostas veredas y otras veces colocados casi bajo las ruedas de los autos.

Hoy son frutillas, ayer fueron mandarinas, más adelante serán duraznos... y así, en cada época del año con sus colores, sabores y olores al alcance de la mano, entre trámite y trámite.

Los despachantes cuentan las unidades con mucha rapidez pero pesan, con más prisa aún, en desvencijadas balanzas de dudosa fidelidad. Por eso, la inmensa mayoría de los ocasionales clientes se quejan porque “este kilo pesa algo más de 500 gramos”. Ellos forman parte del paisaje del centro salteño desde hace muchos años. El mismo tiempo que trabajan con la misma modalidad. El mismo tiempo que muchos desprevenidos se quejan. ¿Nunca las quejas llegan a oídos de los funcionarios responsable de controlar la llamada lealtad comercial? Si la respuesta es negativa, llama la atención y, si es positiva, asusta. Porque 2 kilos no es 1.200 gr. Y porque entre esta forma de vender y la estafa hay, apenas, un gajo de mandarina. 

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