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Cuartos en capital, un llamado de atención

Martes, 29 de octubre de 2013 02:02
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Dentro de doce días, los salteños volveremos a votar, por cuarta vez en tres meses. Esta absurda catarata de elecciones, producto de una ingeniería política inexplicable, obliga a votar para elegir candidatos y, luego, a votar de nuevo para que ganen.

El 10 de noviembre, además, volverá el voto electrónico, del cual la primera experiencia fue preocupante y contrasta brutalmente con la agilidad de la elección del domingo último, con las clásicas boletas de papel, en cuarto oscuro y sin los compradores de votos merodeando.

El balance provisorio deja tres datos inapelables: el naufragio del PJ en Salta capital, la profunda crisis política de Orán, que es reflejo del deterioro social que provocan la desinversión y la falta de liderazgos, por una parte, y el auge del narcotráfico, por otra, y la aparición de votos que se suelen llamar “de castigo” o “voto bronca”, que producen resultados inesperados.

El escrutinio, comparado con las PASO de agosto, revela que Juan Manuel Urtubey no solamente no logró captar nada de los votos que dejaron sin dueño la renuncia de Bernardo Biella y el retroceso de Andrés Zottos, sino que además perdió casi diez mil votos propios.

En Salta capital el hermano del gobernador y la hija del intendente terminaron cuartos. Evita Isa, además, estuvo a punto de quedar fuera del Congreso.

Cuando se observa la evolución de los votos en cada departamento se verifica que Urtubey perdió en trece, y que los 59 intendentes, que ellos presentaban como tropa propia, o fracasaron, o favorecieron con maniobras a otros candidatos.

El pacto entre Urtubey y Alfredo Olmedo nunca fue reconocido, pero era evidente. Ayer, Rodolfo volvió a sincerarlo cuando describió al frustrado candidato a senador como un postulante válido para gobernar la provincia en 2015.

Para los hermanos Urtubey, el gran problema es Juan Carlos Romero. El objetivo que se habían trazado para estas elecciones era dejarlo fuera del Senado y terminar con su carrera política. Cuando vieron que la ayuda había sido demasiada, el miércoles anterior, todo el equipo político desembarcó en Orán para frenar el crecimiento de Olmedo. En pocos días, las encuestas favorables al candidato sojero bajaron casi diez puntos.

En la capital salteña, el Partido Obrero mostró su poderío frente a Olmedo y al aparato oficial.

La sociología debería responder la verdadera naturaleza y el mensaje que contienen los votos del PO y de Olmedo. Y la investigación política, como funcionó el apoyo oficial a cada uno de ellos. Lo que quedó a la vista es que hay una disputa de liderazgos con la mirada puesta en las elecciones para gobernador, dentro de un año y medio.

Juan Manuel Urtubey nunca ocultó su aspiración presidencial y, ante lo que parece una inminente transición a nivel nacional, creía ver una posibilidad para realizarla.

Dentro del kirchnerismo, a nivel nacional, hay varios con mayores títulos: el chaqueño Jorge Capitanich, a quien Urtubey siempre vio como su sombra negra, y el entrerriano Sergio Urribarri, con elecciones formidables quedaron mejor parados en una carrera donde Daniel Scioli parece todavía el mejor colocado.

El manejo del aparato del Estado, quedó a la vista, no es infalible. La maquinaria electoral del PJ, tampoco. Las elecciones de este año son legislativas y es muy probable que cuando se elija gobernador los comicios se polaricen. De acuerdo a los resultados del domingo y pensando que en Salta se votará en abril o mayo de 2015, lo razonable es pensar en una pugna circunscripta a Juan Carlos Romero, el gran ganador de Salta capital, y Juan Manuel Urtubey, quien considera que no necesita recurrir a la Justicia ni a una constituyente para buscar un tercer mandato consecutivo.

 

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