¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
19°
6 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La lectura de niños y adolescentes: una preocupación actual

Martes, 08 de octubre de 2013 01:56
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El pasado viernes 27 de septiembre se celebró en todo el país, como se hace anualmente, la Maratón Nacional de la Lectura. Mediante esta actividad -más todas las otras que realizan curricularmente escuelas y colegios- se busca recuperar el interés por leer, sobre todo en los niños y adolescentes, los cuales están condicionados por la cultura de la computadora, el celular y demás aparatos de comunicación. La imagen los aleja del texto y de la letra del libro por lo que, para ellos, concentrarse en la lectura les parece un imposible, además de ser una actividad “aburrida”.

La falta de lectura repercute directamente en el bloqueo de una escritura ortográficamente correcta (además de incidir en otros problemas gramaticales del texto), por lo que debe encararse, en forma decidida y temprana, una concientización en los niños, de modo que la aborden desde pequeños en forma progresiva. Esto debe conducir a que gusten de ella y la necesiten siempre en su vida. La maratón referida, entonces, es una señal de alerta en tal sentido y resulta muy provechosa.

La Maratón en El Huerto

En dos oportunidades, en 2011 y 2012, informé sobre esta práctica en el Colegio Fe y Alegría de barrio Solidaridad. Invitados por mi amiga, colega y exalumna, María Victoria Lladós, compartimos en ese establecimiento, con el poeta Eduardo Ceballos, experiencias imponderables, gracias al protagonismo de sus estudiantes.

Este año Victoria nos invitó al Colegio del Huerto, en el cual se desempeña como Profesora de Lengua. Antes de nuestra llegada para encabezar una reunión de cierre, las estudiantes de distintos niveles, guiadas por los docentes, encararon diferentes lecturas de novelas, cuentos y literatura en general, comentando con ellos, al finalizar, las conclusiones e interpretaciones a las que habían arribado.

La invitación cursada buscaba el contacto directo de los autores con las alumnas, de modo que ellas apreciaran sus obras y pudieran exponerles inquietudes y dudas sobre lo que habían leído. De esta manera tuvieron la posibilidad de contrastar sus lecturas con el pensamiento y motivación que a ellos los había empujado a escribir.

Todas las estudiantes, acompañadas por sus preceptoras y algunos profesores, estuvieron presentes y participaron activamente, luego de escuchar con atención a los disertantes.

Por si esto fuera poco, al finalizar pidieron el poeta Eduardo Ceballos que les contara alguna anécdota o cuento de su preferencia, aunque se inclinaron para que informara sobre el reportaje que había protagonizado con el mismo rey del infierno, en un café céntrico de Salta, al hacerle un reportaje.

Con la maestría en el manejo de la palabra que caracteriza a Eduardo, sobre todo en el programa televisivo “Historias y leyendas” cuando habla sobre las leyendas tradicionales de Salta, el autor puso en vilo la atención de las chicas que siguieron con sumo interés los detalles de la narración.

Amén de esta narración, anteriormente cada uno de nosotros les presentamos nuestros libros, brindándoles explicaciones sobre ellos y abundando sobre lo que nos había impulsado a escribir, como también detallándoles las diligencias que seguimos en esta tarea, desde la concepción del libro, continuando por cada uno de sus pasos, hasta que el producto llega a las manos del lector.

Después de ello, las alumnas pudieron exponer sus inquietudes sobre el libro y la tarea del escritor, mostrándose interesadas por su tarea y manifestando, varias de ellas, su interés por elegir esa senda fascinante.

Cada explicación y aclaración encontraba eco en las alumnas, que ponían en evidencia su creciente motivación por la escritura.

Culminado el prolongado y provechoso diálogo, ellas se arremolinaron alrededor de la mesa de los disertantes, solicitándoles, en recuerdo de la experiencia, que estamparan su firma en cuadernos y papeles que les presentaban.

En síntesis, se trató de una reunión muy agradable en la que sobresalió la atención con la que siguieron las estudiantes cada una de las palabras y recomendaciones de los invitados.

Una reflexión para los padres

No deja de ser muy importante brindar unas palabras especialmente dirigidas a quienes tienen a su cargo, fuera de la escuela, a los adolescentes que se encuentran formándose para un futuro nada fácil que, a su vez, les solicitará un gran compromiso para con la sociedad con la que les toque desempeñarse. Por supuesto, tales palabras tendrán que centrarse en esa actividad, tan importante para su mañana, como es la lectura.

En una época en la que esta se encuentra muy devaluada no solo por la tecnología que los jóvenes tienen a su disposición, en el marco de la hipercomunicación a la que me refería en el artículo anterior, sino en forma particular por el poco o ningún incentivo con que ellos cuentan respecto a esta actividad tan importante, es fundamental que, tanto en la escuela como en la familia, se fomente de mil maneras la lectura. No hay que comenzarla cuando sean adolescentes, sino incluso desde antes de que ingresen a las aulas. Cuanto más pequeño sea el niño, existen mayores posibilidades de que se genere un hábito en él respecto a la lectura. Por eso no es prudente esperar hasta la adolescencia para comenzar con dicha tarea.

El adagio latino que reza: “Verba movent, exempla trahunt”, es decir, “Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra”, nos lleva a la convicción y certeza de que en la familia debe existir una preocupación por la lectura y, de hecho, una práctica continua de ella, de modo que sus miembros más chicos sean incentivados por el ejemplo que los padres testimonien permanentemente sobre esta actividad. En efecto, alguien que invita a los niños a leer (“­Chicos! Deben leer todos los días al menos algunas páginas”), no causará tanto efecto en su accionar, como aquel padre o madre que les dice: “Chicos; vamos a leer hoy juntos una historia interesante”. Y, más aún, cuando los niños ven a sus padres enfrascados cotidianamente en su lectura, en algún momento en que podrían estar disfrutando de un programa televisivo, a lo que lamentablemente están acostumbrados aquellos que, desde muy pequeños, se han dejado dominar por la llamada “caja boba”, gracias a que sus progenitores se sentían más libres porque sus hijos estaban abstraídos con sus dibujos animados favoritos.

Premio al sacrificio

El sacrificio que implique a los padres esta tarea -pese a que regresan al hogar cansados y hartos de la formalidad laboral- encontrará su premio en el futuro cuando comprueben que los hijos han adquirido ese hábito tan preciado para su futuro.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD