inicia sesión o regístrate.
El papa Francisco llamó ayer a no dejarse engañar por “santones” y “falsos salvadores” y por quienes buscan “atraer hacia sí las mentes y los corazones”, y subrayó: “No vayan detrás de ellos”.
Además, al celebrarse la jornada de las víctimas de tránsito, elevó una oración para asegurar el compromiso con la prevención y la prudencia en las carreteras.
Durante el ángelus, según reproduce la agencia Ansa, el Papa afirmó: Jesús advirtió contra “quienes vendrán en mi nombre”, con una invitación al discernimiento.
Bergoglio sostuvo: “Existen falsos salvadores” que intentan sustituir a Jesús, y subrayó: “No vayan detrás de ellos”.
Luego, pidió: “No tengan miedo frente a guerras, revoluciones, calamidades naturales o epidemias, Jesús nos libera del fatalismo y de falsas visiones apocalípticas”.
“Jesús -explicó el Papa- dijo a los discípulos que tendrán que sufrir incluso persecuciones, pero que ningún pelo de vuestra cabeza será perdido. Estamos totalmente en las manos de Dios. Las adversidades que encontramos para nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio, no deben alejarnos del Señor, sino empujarnos a abandonarnos aún más a él, a la fuerza de su espíritu y de su gracia”, remarcó.
“Al final -prosiguió Bergoglio- Jesús hará una promesa que es garantía de victoria: con vuestra perseverancia salvarán vuestras vidas. Cuánta esperanza en estas palabras!”.
“Son un llamado a la esperanza y a la paciencia, a saber esperar los frutos seguros de la salvación, confiando en el sentido profundo de la vida y de la historia. No obstante los desórdenes y las tragedias que turban al mundo, el diseño de bondad y de misericordia de Dios se cumplirá”, dijo.
Repartió cajitas de “Misericordina”
El papa Francisco recetó ayer a los miles de fieles que acudieron a San Pedro una “medicina espiritual”, la “Misericordina”.
“Os quiero aconsejar a todos una medicina, algunos pensarán ¿ahora el Papa es farmacéutico?”, dijo el Pontífice, para después precisar, mediante un juego de palabras, que se trataba de una “medicina espiritual llamada Misericordina”.
El Pontífice explicó, ante la sorpresa de los fieles, que para concretar los frutos del Año de la Fe, un grupo de voluntarios iba a repartir entre los presentes una cajita con este “fármaco”, que proporciona “ayuda espiritual para el alma y para difundir el amor, perdón y fraternidad”.
El Papa, asomado desde la ventana del palacio pontificio, mostró sonriente la cajita, que en su interior contenía una corona del rosario, y recomendó: “No os olvidéis de tomarla porque hace bien al corazón, al alma y a toda la vida”.