inicia sesión o regístrate.
El papa Francisco concluyó ayer el Año de la Fe con una misa en San Pedro, convocado e iniciado por Benedicto XVI, y como colofón se expusieron por primera vez las reliquias que la Iglesia reconoce como las de San Pedro y se entregó la primera exhortación apostólica del pontífice argentino.
En una plaza repleta a pesar del frío y la amenaza de lluvia, el papa argentino comenzó su homilía recordando que el Año de la Fe fue convocado por Benedicto XVI.
Iniciativa providencial
Sobre el papa emérito, Francisco expresó su “afecto y reconocimiento”, porque “con esa iniciativa providencial nos ha dado la oportunidad de descubrir la belleza de ese camino de fe que comenzó el día de nuestro bautismo, que nos ha hecho hijos de Dios y hermanos en la Iglesia”.
En el altar se encontraba por primera vez expuesto el relicario en el que se conservan nueve pequeños fragmentos de los huesos que se dice pertenecen a San Pedro.
Durante el rezo del credo el papa tomó en sus manos esta caja de madera en la que se lee la inscripción: “Ex ossibus quae in Arcibasilicae Vaticanae hypogeo inventa Beati Petri Apostoli esse putantur” (Los huesos hallados en el hipogeo de la Basílica vaticana que se considera que son del beato Pedro Apóstol). Reliquias tras las que existe uno de los debates más interesantes de la arqueología de las últimas décadas.
Anuncio de Pablo VI en 1968
Durante la audiencia general del 26 de junio de 1968, Pablo VI anunció al mundo que se habían encontrando los huesos de San Pedro, pero algunos estudiosos como el arqueólogo jesuita Antonio Ferrúa, que formaba parte del equipo que descubrió la tumba, han expresado siempre su escepticismo sobre la posibilidad de que esos huesos perteneciesen al llamado “Príncipe de los apóstoles”. Ayer mismo las reliquias volvieron a la capilla privada del papa, situada en apartamento pontificio, donde las colocó Pablo VI en 1968. En la homilía de la misa, concelebrada por 250 patriarcas, cardenales, obispos y sacerdotes, el papa remarcó el concepto católico de la “centralidad de Dios”.
Evitar los daños
“La pérdida de este centro, al sustituirlo por otra cosa cualquiera, solo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo”, señaló el papa Jorge Bergoglio. Después el papa improvisó respecto a la homilía que había preparado y destacó como “cada uno de nosotros tiene su historia, sus pecados, sus momentos felices y oscuros”, y pidió a los fieles que hoy piensen en su historia personal, miren a Jesús con el corazón y le pidan: acuérdate de mi”.