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El miedo al encierro, un padecimiento de muchos

Jueves, 07 de noviembre de 2013 02:33
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La claustrofobia es un problema que puede traer severas consecuencias en el normal desenvolvimiento de la vida de una persona. El miedo al encierro afecta en todas las culturas, razas y niveles socioeconómicos, y su evolución y complicaciones son muy variables pero tiende a ser un cuadro fluctuante y crónico.

La persona claustrofóbica no tiene miedo al espacio cerrado en sí mismo, sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar, como quedarse encerrado para siempre o la asfixia por creer que no hay suficiente aire en ese lugar.

En el caso puntual de la claustrofobia, es una fobia específica por la cual la persona reacciona con desesperación por miedo a ahogarse o sofocarse al quedar en el interior de un lugar cerrado que, además de ascensores, puede desatarse frente a todo espacio relativamente reducido como puede ser el subte, el tren, los aviones, los túneles o sótanos, los dispositivos diagnósticos como TAC o la resonancia magnética, las habitaciones pequeñas (baños), teatros, cines, auditorios, etc.

Según Lila Isacovich, directora del Area Asistencial de la Fundación Buenos Aires, “la claustrofobia en sí misma no es un trastorno de ansiedad o un ataque de pánico, sino que suscita los mismos síntomas. Es decir, cuando la persona debe enfrentarse o entrar a un lugar cerrado, comienza a experimentar los mismos síntomas que despiertan esos síndromes”.

Los síntomas más comunes son: falta de temor a morir asfixiado, taquicardia, sudoración, mareos y desesperación.

El ascensor

Uno de los espacios reducidos que suele desencadenar ataques claustrofóbicos es el ascensor. “Para desencadenar la claustrofobia, puede o no haber ocurrido en algún momento un accidente en un ascensor, no necesariamente alguien "teme' porque alguna vez se quedó encerrado, ya que, esta dificultad, en términos psicológicos, puede estar representando otra cosa, como por ejemplo, compartir un viaje con un desconocido a solas?”, sostiene Isacovich.

“El ascensor de por sí es un equipo intrínsecamente seguro, cuando se lo fabrica, instala y mantiene de acuerdo con la normativa”, asegura Andrés Pozzo, presidente de la Federación de Asociaciones y Cámaras de Ascensores de la República Argentina (FACARA).

La desesperación de los usuarios, con problemas de claustrofobia o no, los lleva a intentar salir por sus medios ante una situación de encierro, o que pidan a las personas que están afuera que intenten socorrerlos abriendo las puertas por sus medios. Desde la FACARA se viene trabajando intensamente para crear conciencia sobre la seguridad, y en la difusión de las reglas básicas de uso para preservar la propia integridad y la de terceros.

“Todos los usuarios deberían saber que si un ascensor se detiene por alguna falla técnica, corte de luz, o problema de apertura de puertas por la cerradura, el lugar más seguro para permanecer es dentro de la cabina, esperando la llegada del personal especializado para su auxilio”, señaló Pozzo.

 

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