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5 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Fin de año entre rejas

Domingo, 08 de diciembre de 2013 01:52
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Diciembre es un mes complicado para el servicio penitenciario de villa Las Rosas. Los intentos de fuga y suicidio se incrementan de manera notable porque los presos desean pasar las Fiestas con los suyos. Las festividades provocan una situación de extrema sensibilidad en los reclusos que demandan mayor asistencia familiar. Como explicó Martín Martínez, Subsecretario de Políticas Criminales y Asuntos Penitenciarios, la incertidumbre de estar recluídos les genera ansiedad y los lleva a cometer este tipo de actos. “Una persona que se encuentra privada de la libertad, a un pequeño problema lo multiplica por 100. Entonces la falta de contacto con su familia puede ser caótica para su progreso y su psiquis. Saber que su familia está acompañándolo le va a servir para afrontar su encierro de una manera distinta”, dijo.

Si bien esta es una situación compleja, el servicio penitenciario está habituado a sobrellevarla cada año. Martínez agregó: “En Salta solo fueron intentos de fuga y de suicidio, que fueron frustrados gracias a la inmediata actuación del personal penitenciario. Esto se debe a la prevención constante que realizamos”.

Le explicó a El Tribuno, el trabajo de prevención consiste en el esfuerzo de un equipo interdisciplinario que trabaja en la contención de los internos, junto a la realización de otras actividades deportivas, talleres, tareas de limpieza del pabellón. Se busca que el preso esté ocupado.

Al ser fechas tan difíciles para los reclusos, los días 25 y 31 de diciembre se les organiza un picnic dentro de la cárcel en el que se les prepara un menú especial para que tengan una comida acorde a las fechas. “También tienen la posibilidad de compartir con sus familiares en un horario extendido que va desde las 9 de la mañana a 6 de la tarde, y pueden llevarles comidas especiales. Buscamos así que la participación familiar quede garantizada para ellos por lo importante que esto significa” comentó el subsecretario.

Martín Martínez pidió a los familiares de los presos que los visiten para poder brindarles un acompañamiento genuino y un poco de contención afectiva.

La vida después de la cárcel

Según Martín Martínez, la reinserción del preso en la sociedad es completamente posible. “Está totalmente comprobado que una persona que se le da asistencia y educación, no reincide y tiene una calidad de vida distinta” aseguró.

La tarea que se realiza con las personas que recuperan su libertad consiste en ayudarlas a formar microemprendimientos.

“El trabajo que realizamos no termina en la prisión. Lo que buscamos es que estas personas puedan ganarse la vida de una manera digna. Yo creo que el año que viene, el eje fundamental de trabajo del Estado tiene que ser tratar de formar pequeñas empresas dirigidas por expresos”, concluyó.

Encierro, soledad y
sobredosis de angustia

NANCY SERRANO,
PSICÓLOGA

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El encierro puede causar efectos devastadores en un sujeto, ya que el hombre es un ser social que necesita del otro que lo alimente, que lo ayude con las necesidades básicas y sobre todo porque para constituirse psíqui­
camente necesita el lazo.

En muchos casos el intento de fuga o suicidio es una sobredosis de angustia que el sujeto no puede tramitar y lo único que logra sacarlo de ese sentimiento es hacer algo, en este caso, la fuga o el suicidio.

Hay que tener en cuenta que en ese contexto todo es más descarnado. No me puedo imaginar lo que debe ser el encierro de una persona que no maneja esos códigos.

El dato

Las visitas de familiares se ha­cen los días jueves y domingos de 13 a 18 y concurren aproximadamente 3.000 familiares.

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