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Reflexión

Domingo, 08 de diciembre de 2013 01:52
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En el inicio del capítulo 25 del libro de Sirácides, en la Biblia, se lee lo siguiente: "Tres cosas me encantan, encantadoras para Dios y para los hombres: la unión entre hermanos, la amistad entre prójimos y el marido y la mujer en perfecta armonía".

Si bien no pretendemos vivir bajo el gobierno de una casta sacerdotal, es de esperar, por lo menos, que quienes gobiernan hayan leído algo de la Palabra de Dios, y que a lo leído lo pongan en práctica durante su desempeño en la función pública; ya que gobernando al influjo de la luz divina, indudablemente, los frutos que se verán serán beneficiosos para todos los ciudadanos. De lo contrario, se verá lo que a diario, entre otras cosas, vemos los argentinos: una sociedad medularmente dividida, vecinos enojados hasta consigo mismos, y cónyuges conviviendo injustamente en un infierno.

"Cuando gobiernan los malos, abunda el pecado", dice en el libro de los Proverbios (29, 16).

En un mundo cada vez más viejo y maltratado, urge que los actores de la conducción política, amplíen y profundicen la mirada antes de tomar las decisiones que favorecen o perjudican a nuestro pueblo.

Vaya como aporte para una enriquecedora reflexión final, una expresión vertida cierta vez por el padre Jorge Alonso, misionero claretiano, en mi paso por Buenos Aires: "La Palabra de Dios es extensiva en el tiempo y en la distancia".
 

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