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Si bien las lluvias del domingo a la tarde y ayer trajeron algún alivio a la situación de las principales regiones agrícolas y ganaderas de la provincia, la suerte ya está echada. El daño que causó la prolongada sequía es, en la mayoría de los casos, irreversible.
Así se lo hizo saber la Comisión Directiva de la Sociedad Rural Salteña (SRS) al secretario de Asuntos Agrarios de la Provincia, Lucio Paz Posse. Los ruralistas recibieron al funcionario provincial para hacerle conocer el diagnóstico de la situación que, hasta el momento, elaboró la entidad.
El panorama sobre las consecuencias de la sequía que brindó la Rural Salteña es de gravedad. Alrededor de 70.000 hectáreas de soja y maíz perdidas en el departamento de Anta y otras tantas en el norte y sur de la provincia. A esto se suma una importante superficie que directamente no se sembró por falta de humedad.
En el caso del maíz, de 65.000 hectáreas que estaban planificadas para siembra, se implantó solo el 70%, de las cuales el 20% está en estado crítico. Para la soja se estima un rinde promedio de 1.200 kg, muy por debajo de los guarismos normales, con muchos lotes fracasados que no llegarán a cosecha.
La falta de precipitaciones en tiempo y forma también privó a los productores de la posibilidad de volcarse hacia otros cultivos, como por ejemplo el poroto, para el cual no se contó con la humedad suficiente para sembrarlo en fecha óptima, ni con semillas en cantidad y calidad, fruto de la sequía registrada en la campaña anterior.
La producción pecuaria no escapa de este escenario complicado.
La sequía impidió el normal desarrollo de las pasturas, de manera tal que se vieron comprometidas las etapas de parición y servicio de los rodeos.
Si bien las últimas lluvias sucedidas, en caso que tomaran continuidad, podrían morigerar el impacto en la ganadería, las pasturas ya no alcanzarán el potencial adecuado, los forrajes escasearán y el porcentaje de preñez ya está sumamente disminuido.
Consecuencias
“La situación generada por la sequía no solo trae aparejado un menor ingreso para los productores, sino también un freno total a las inversiones, gastos, consumos, y todo esto repercute en la gente que trabaja en los campos y en los pueblos del interior de la provincia”, explicó Luis Patrón Uriburu, presidente de la Sociedad Rural Salteña, preocupado por el impacto de la seca más allá del ámbito de la producción.
En la reunión, los productores informaron que se calcula en un 20% los trabajadores que podrían quedar sin empleo a raíz de los quebrantos y dificultades generados por la inclemencia climática, a lo cual deben sumárseles los puestos de trabajos indirectos que también se verían afectados. Según los ruralistas, esta situación se ve agravada por la fuerte presión impositiva del Gobierno nacional, los altos costos de producción frente a un dólar agropecuario planchado y las distintas desventajas de producir lejos de los puertos.
Los ruralistas plantearon ante el funcionario provincial la necesidad de buscar soluciones tendientes a paliar la situación, entre las que se barajaron la declaración de emergencia agropecuaria, a nivel provincial y nacional con las ventajas que ello acarrearía, y acciones directas que permitan al productor afrontar los quebrantos de la campaña.