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Esta vez, el Gobierno pudo cerrar el grifo de manera exitosa. El envío de utilidades por parte de las empresas a sus casas matrices al exterior se desplomó un 95 por ciento. Las firmas habían logrado remitir unos 4.400 millones en 2011 por este concepto. Sin embargo, mediante férreos controles financieros, ese monto se redujo hasta los 225 millones de dólares, un monto muy pequeño en comparación con los valores que promediaban los años anteriores.
Así, las obstrucciones al libre movimiento del capital permitieron al Estado lograr una fuerte caída en lo que refiere a fuga de capitales, pasando de los u$s 22.600 millones a sólo u$s 3.937 millones el año pasado (en realidad, 3.400 millones si se toman los "activos que deben ser aplicados a fines normativamente preestablecidos").
Según un informe del BCRA, en el último trimestre del 2012 los controles al giro de utilidades presentaron una breve relajación. La fuga de divisas en concepto de "utilidades, dividendos y otras rentas" se había colocado entre u$s 24 y u$s 43 durante los primeros tres trimestres, mientras que en el último trepó hasta los u$s 164 millones.
Los funcionarios del Banco Central destacaron en el escrito los resultados conseguidos, ya que posibilitaron cancelar sin dificultades las deudas en dólares que tenía el país. "Las compras netas en el mercado de cambios le permitieron al Banco Central cubrir parte de los pagos de servicios de capital e intereses de deuda en moneda extranjera del sector público y BCRA por aproximadamente u$s 3.860 millones", analizaron. Y señalaron, entre ellos, el pago correspondiente a las Unidades Vinculadas al PBI por unos u$s 2.800 millones "como consecuencia del crecimiento de la economía argentina en el año 2011 por encima del escenario planteado en el prospecto de emisión".