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Jorge Bergoglio tenía sólo doce años cuando, como todo chico que mezcla sus amores platónicos con los juegos de niños, tuvo fuertes deseos de casarse. Su “novia” de esa época era Amalia, quien decidió rechazar la propuesta de aquel pequeño que todavía no había decidido que entregaría su vida a la Iglesia y que el miércoles se convirtió en su jefe máximo.
“Si no me caso con vos, me hago cura”, le dijo un día Bergoglio a Amalia, su novia del barrio porteño de Flores, cuando apenas tenían doce años, relató hoy la mujer en distintos medios locales.
El “romance” no prosperó por la oposición de los padres de ella. “Cuando éramos jóvenes me escribió una carta y no le respondí. Yo quería que desapareciera del mapa. Mi papá me dio una paliza porque yo me atrevía a escribir la cartita de un muchacho. Me había dibujado una casita que tenía techo rojo, blanca y abajo decía: Ésta es la casita que te voy a comprar cuando nos casemos”, contó Amalia.
“Yo después no lo vi nunca más, mis padres me alejaron de él e hicieron todo lo posible por separarnos. Ahora ambos somos muy humildes y quizás somos almas gemelas, porque amamos los pobres. Cuando pasó esto con mis padres yo le dije a Jorge que por favor no se acerque más porque lo iba a agarrar mi papá”, continuó.
Visiblemente emocionada, Amalia lamenta al día de hoy que Bergoglio no pudiera oficiar la ceremonia de su boda con su actual marido en la parroquia del barrio.