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Villa 21-24 es un barrio pobre tan peligroso que la mayoría de los foráneos no se atreven a entrar, pero sus pobladores dicen que Jorge Mario Bergoglio con frecuencia llegaba sin previo aviso a compartir risas y mate, el tradicional té argentino.
La gente de aquí recuerda cómo el arzobispo de Buenos Aires llegaba en autobús y caminaba por el fangal para llegar a su pequeña capilla; cómo patrocinaba maratones y clases de carpintería, consolaba a madres solteras y lavaba los pies de drogadictos en recuperación; y cómo se volvió uno de ellos.
“Hace cuatro años estaba en el peor momento. Yo necesitaba ayuda”, dijo Cristian Marcelo Reynoso, un recolector de basura de 27 años que trataba de superar la adicción a la cocaína con ayuda de un programa de la Iglesia. “Comenzó la misa, se arrodilló y me lavó los pies. Fue muy fuerte. Una experiencia muy linda. Cuando vi la noticia en la televisión me puse contento. Casi me puse a llorar, comencé a gritar. Todavía me está temblando el cuerpo de la emoción”, agregó Reynoso. “Aparte, el pibe es muy humilde. Le gusta San Lorenzo como a mí. Le podés hablar como a un amigo”, agregó.
Mucho tiempo antes de que se convirtiera en cardenal en 2001, el “príncipe de la Iglesia” vestía una sencilla camiseta negra con un collarín blanco. Para muchos parroquianos de la iglesia de la Virgen de los Milagros de Caacupé, de la mencionada villa, no es un milagro que su amigo sea Papa.
“El siempre fue parte de la villa”, dijo Lidia Valdivieso, un ama de casa de 41 años, luego de rezar mientras reposaba la mano sobre la efigie de San Expedito, patrono de las causas urgentes e imposibles. Su hijo de 23 años tiene parálisis cerebral y aprende carpintería en la escuela técnica de la parroquia. “Cuando escuche la noticia no lo podía creer. Tener un Papa villero es la cosa más linda que nos puede pasar. Me acuerdo cuando se iba en esas caminatas largas con nosotros y con sus piernitas se metía por todas partes pisando el barro, o cuando le hablaba a nuestros hijos”, dijo Valdivieso.
Dentro de la capilla construida con ladrillos de concreto, hay un mensaje pintado que conmemora la asunción de Bergoglio y una pintura grande del papa Juan Pablo II.