¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
15°
27 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Crece la venta de artículos relacionados a Francisco

Domingo, 17 de marzo de 2013 18:19
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

En las capillas de los barrios pobres de Buenos Aires se sintió el domingo un gran orgullo y satisfacción en las misas dominicales por la elección de un papa argentino, mientras en las afueras de la Catedral reinaba la venta de imágenes y objetos con el rostro del pontífice.
Los oficios religiosos previos al Domingo de Ramos se centraron en la designación del cardenal Jorge Mario Bergoglio como el nuevo papa.
Las misas en las barriadas pobres empezaron temprano y fueron más íntimas. En algunas como la de la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, hubo personas que quedaron de pie en la entrada pese a que el párroco Lorenzo de Vedia dispuso la colocación de unas bancas largas.
Blanca Franco, un ama de casa con cuatro hijos, siguió la misa con una concentración absoluta, como si sólo estuvieran ella y el Cristo crucificado en el altar. Por largos momentos le rodaban las lágrimas por las mejillas.
‘‘Tengo cosas en mi corazón que sólo Dios sabe’’, dijo a AP. 
Cuando se tranquilizó, expresó estar ‘‘feliz por la designación de nuestro cardenal’’.
Marcos Manuel Solar, un paraguayo de 28 años con una amplia sonrisa, contaba a quien quisiera escucharlo que el nuevo papa lo había confirmado.
Solar es uno de los adictos recuperados en la villa 21-24 de Barrancas donde se ubica la parroquia de Caacupé, en un grupo que ayudó a fundar Bergoglio.
De Vedia, conocido por todos como el ‘‘padre Toto’’, recordó que el nuevo papa presidía las confirmaciones todos los 8 de diciembre y que acudía a la barriada al menos cuatro veces al año; asistía a asados con los pobladores y conversaba con ellos. Juan Carlos Aquino, un vendedor de feria de 53 años, recordó que el pontífice en ocasiones también participaba en fogatas y en fiestas de peregrinación.
En la Catedral, en pleno centro de la ciudad, el ambiente era diametralmente opuesto. Pululaban los vendedores ambulantes que vendían chapas, calendarios y afiches con distintas fotografías de Francisco. Uno de los artículos más vendidos era la bandera vaticana, de diversos tamaños.
Uma Eiras, de 10 años, llevaba una pequeña bandera vaticana que dijo que instalaría en su habitación y que la de su mamá, que era más grande, la colgaría en el balcón.
Roberto Ramírez, que vendía afiches con la imagen de Francisco en el balcón del Vaticano a unos 10 pesos (dólares) los pequeños y 30 pesos (dólares) los grandes, dijo que para no comprar a los empresarios se reunieron cuatro comerciantes y mandaron a imprimir 10.000 afiches
La Catedral estaba colmada y los fieles que no pudieron entrar escucharon la misa concelebrada por varios sacerdotes, incluido el rector del templo Alejandro Russo, desde la Plaza de Mayo. Veían el oficio religioso desde una gigantesca pantalla instalada frente a la plaza.
Los fieles que asistieron a la Catedral normalmente van a misa en sus barrios como Amanda Dell’Oste, de 82 años, que los domingos va a un templo del barrio de Palermo.
Contó que en una ocasión vio en Palermo al entonces cardenal Bergoglio cuando asistió a la inauguración de una explanada. ‘‘De repente, interrumpió su discurso y le dijo a uno de los que estaba ahí ‘Che, ¿vos todavía estás vivo?’’’, recordó entre risas.
La escribana Sabina Podrez, que vive a unos seis kilómetros del centro, fue a la Catedral movida por la esperanza: ‘‘Ojalá que la presidenta (Cristina Fernández) abra su corazón cuando esté frente al papa, al padre Jorge, y resigne su soberbia. No lo digo por una cuestión política sino para que el bien de todos los argentinos’’, dijo a la AP.
Fernández ha mantenido una relación áspera con Bergoglio por los señalamientos que desde el púlpito solía hacer el ex arzobispo sobre la corrupción política y la desigualdad social.
‘‘Estábamos yendo al trabajo desanimados, con inseguridad, y esto para nosotros es una bocanada de aire fresco’’, agregó la mujer.
Cuando concluyó la misa la pantalla gigante transmitió el primer Angelus de Francisco, que fue observado por centenares de fieles de pie en la Plaza de Mayo, mientras los comerciantes callejeros seguían vendiendo sus productos.

Eva Vergara (AP)

___


Material interactivo: hosted.ap.org/interactives/2013/papa-benedicto-es/

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD