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Salió en defensa de su hijo y murió apuñalado por dos patoteros

Martes, 26 de marzo de 2013 13:45
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Un padre de familia fue brutalmente apuñalado la tarde del domingo por dos integrantes de una patota que atacaron a su hijo, quien solicitaba auxilio a gritos. Ayer, en horas de la mañana, la víctima dejó de existir debido a las lesiones que recibió y que incluso impidieron -por su gravedad- que pudiera ser trasladado a la capital.
El hombre asesinado era Juan Carlos González, fabricante de bloques de cemento para la construcción. Al escuchar los gritos, dejó su máquina de prensar concreto y salió decidido a poner fin al ataque del que era víctima su hijo homónimo, de 20 años, por parte de dos forajidos.
El padre de familia logró sacar al joven de manos de los malvivientes, pero recibió en su intervención golpes y puñaladas. Una de ellas lo evisceró frente a su propio hijo y a metros de su domicilio.
El espantoso hecho de sangre, que se cobró la vida de un vecino, conmocionó a toda Villa Josefina, ubicada en el extremo sur de la ciudad de Rosario de la Frontera.

Un hombre de bien

El Tribuno llegó hasta el domicilio de la familia González y dialogó con familiares y vecinos del barrio. Todos coincidieron en que Juan Carlos era un hombre de bien, dedicado a su trabajo. Poseía una cortadora de bloques en la esquina de la propia casa, ubicada sobre calle Obispo Colombres del barrio Villa Josefina.
“Juan Carlos era una persona muy querida aquí, era padre de tres hijos y muy trabajador. Es más, dijo, varias casas de este barrio se construyeron gracias a su solidaridad vecinal”, dijo conmovido Carlos, amigo y vecino de la familia.

Tarde sangrienta
 

Según la reconstrucción del crimen, a las 19.30 del domingo dos jóvenes fueron en una motocicleta hasta el domicilio de Juan González (20),con el propósito de saldar con violencia cuestiones aún desconocidas.
Según testigos, los agresores estaban fuera de sí y exhibían sus armas.
Cuando llegó el joven, comenzaron agredirlo. González buscó refugio en su domicilio, pero los forajidos comenzaron a arrojar piedras. Entonces salió nuevamente y recibió en la calle una brutal paliza.
Segundos más tarde su padre, Juan Carlos, salió raudamente ante los gritos de su hijo y se dirigió a la calle, donde fue golpeado y apuñalado por los agresores.
Padre e hijo quedaron ensangrentados. Los maleantes, sin piedad, le aplicaron al hijo -que intentaba reanimar a su padre- varios puntazos en distintas partes de su cuerpo antes de darse a la fuga en la motocicleta marca Cerro de color rojo en la que se movilizaban, según los vecinos.
Una ambulancia trasladó a los heridos. De acuerdo con la información proporcionada por el hospital rosarino, González padre era el más afectado y por la gravedad de la herida en el abdomen lo derivaron a terapia intensiva para luego ser intervenido quirúrgicamente.
 

A pesar de los esfuerzos que hicieron los médicos, ayer a las 11 de la mañana dejó de existir. Según lo confirmó a El Tribuno la médica policial, Liliana Gamietea, Juan Carlos González falleció a raíz de un paro cardiorrespiratorio por la gran cantidad de sangre que perdió al recibir una herida profunda en el lateral izquierdo del abdomen.
En tanto su hijo, que recibió muchas más heridas, pero más superficiales, está ya fuera de peligro.
Por estas horas los delincuentes son intensamente buscados por la Brigada de Investigaciones, base operativa Rosario de la Frontera, que se hizo cargo del hecho tras la muerte de González, pues en primera instancia actuó solamente la comisaría 31. Los homicidas fueron identificados como Exequiel Valdez y Daniel Villalba. La causa quedó a cargo del Juzgado de Segunda Nominación de Metán, a cargo del juez Mario Dilascio.

“No saben pelear, saben matar”

Para los testigos del lamentable suceso los criminales fueron con intenciones de amedrentar, escarmentar, o cobrarle alguna deuda al joven González.
“La ira era incontrolable. Lo golpearon sin más palabras y cuando ingresó al domicilio querían destrozarle la casa para que volviera a salir. Cuando apareció González padre, un hombre acostumbrado al trabajo pesado, a palear granza y a prensar cemento, se le quemaron los papeles, porque en la primera de cambio González los revoleó como bolsas, por eso lo atacaron con un cuchillo, porque no le quisieron pelear mano a mano”, dijo un vecino.
“Fue alevosa la manera en que lo apuñalaron luego. Y cuando quedó casi inerte, ayudado por su hijo, fueron a apuñalar al chico por la espalda, ya sin sentido. Fue una carnicería que no tiene perdón”, dijo el vecino.
 

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