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El Papa y Obama

Jueves, 28 de marzo de 2013 21:54
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¿De dónde saca el argentino esos aires de grandeza o de soberbia, que lo llevan a vivir acontecimientos históricos casi como si en todo momento supiera que alguna vez le pasaría? Justamente de esa manera muchos viven la llegada de un argentino al trono de San Pedro. Esto por supuesto hasta que las fichas terminen de caer en las conciencias y se tome verdadera dimensión de su trascendencia.

Mientras tanto, recordemos lo que dijimos en ocasión de la llegada de Obama a la Presidencia de la EEUU. Cuando la mayoría afirmaba que se trataba del primer “negro-

norteamericano-presidente”, en ese orden, algunos corregíamos diciendo que en verdad se trataba de un “norteamericano-presidente-

negro”, en este otro orden, y con implicancias totalmente distintas. Igual, ahora en el caso del Papa se habla de “"Bergoglio-un argentino-

Papa”, y otra vez nos vemos en la necesidad de precisar que se trata de: “un hombre de la iglesia-Papa-Bergoglio-

argentino”. De paso digamos que, por suerte, en la formación de profesores ahora y hace solo unos años se incorporaron materias relacionadas con el estudio de las instituciones y el proceso instituyente, conocimiento que a muchos les serviría para develar cómo sociedades como la norteamericana o cualquiera otra, o instituciones como la Iglesia católica o cualquier otra, se aseguran con mucho tiempo, siglos, de anticipación, que quienes lleguen a conducirlas les garanticen su garantía de seguir existiendo. De allí que no extrañe que Obama sea un “norteamericano-negro” que hace cosas que haría cualquier otro norteamericano de otro color de piel, porque, como se conoce: “Somos lo que hacemos con lo que la sociedad hizo de nosotros”.

Tampoco extrañará que “Bergoglio-el argentino”, termine haciendo lo que cualquier otro hombre de la iglesia haría con su iglesia, o sea: confirmarla. En tanto el henchido ego argentino se desgarganta gritando ­argentino! ­argentino!, algunos empiezan a despejar lo que puede significar el tener un jesuita como Papa y que además optó por rendir homenaje a San Francisco de Asís al momento de elegir cómo llamarse. Pocas órdenes religiosas como la Compañía de Jesús y la Franciscana conocen lo que es depender de una jerarquía eclesiástica que se venera a sí misma. Ha llegado al poder un jesuita, y los jesuitas entre los religiosos saben de política como nadie.

En tanto político no solo oraciones pedirá Francisco, sino que los presidentes que desfilaron emoción y lágrimas ante sus ojos, vayan sabiendo que el Papa para sanear las arcas del Banco Vaticano mirará con piadosas miradas los dinerillos de los países emergentes, sobre todo el de los supuestamente ultracatólicos de Latinoamérica. Los que creemos que hay más maldad en Dios que en el demonio, no nos hacemos ilusiones de ningún tipo, pero aún así creemos que debemos esforzarnos por desearle suerte a un compatriota que encara semejante ciclópea tarea, y porque la fe de nuestros cristianos, nos guste o no, es sincera, verdadera, penetra y cruza todas las ideologías.

Horacio Benito Maidana
Ciudad.

 

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