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25 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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De la alegría al papelón

Lunes, 04 de marzo de 2013 12:55

Decepcionante. El último en la tabla, un equipo casi descendido lo pasó por arriba. Aún cuesta creer. Lo cierto es que Boca pasó de la alegría de volver a ver a su ídolo en la cancha, Riquelme, al papelón: Unión lo humilló con un 3 a 1. Sí, el día que el enganche volvió, el equipo de Bianchi no zafó de una nueva decepción.
Damián Lizio, Bruno Bianchi y Pablo Magnín marcaron los tantos del conjunto tatengue. El uruguayo Santiago Silva descontó para el conjunto de Carlos Bianchi, que perdió por segunda vez consecutiva en el certamen, antes fue el 0-2 con All Boys, en Floresta. Cuando el retorno del ídolo máximo de la entidad de la ribera parecía enmarcar la fiesta, Unión, que atravesaba una crisis de resultados que parecía no tener fin, se llevó un triunfo valioso y merecido.
El equipo del Colorado Facundo Sava se impuso desde el arranque, y golpeó de movida con una perfecta definición de Lizio, quien elevó la pelota por encima de la cabeza de Agustín Orión, tras una muy buena pared con Andrés Franzoia, el otro delantero que provocó estragos en una endeble defensa xeneize.
Pero Unión estaba dispuesto a seguir atacando y así continuó lastimando. Un remate ajustado de Bruno Bianchi significó el segundo gol y las muecas de incredulidad se tornaron en fastidio en la mayoría de los rostros de los simpatizantes boquenses.
Con agresividad y dinámica en la mitad de la cancha y rapidez para transitar los últimos metros, el conjunto santafesino le dio una verdadera lección al fondo local, en donde los desacoples entre Matías Caruzzo y Guillermo Burdisso se hicieron notorios. Y Boca, como ocurrió muchas veces, dependió casi en exclusiva de la capacidad de un Riquelme, que volvió a tomar contacto con el balón, en forma oficial, después de ocho meses.
El Diez fue de menor a mayor y jugó los 90 minutos, cuando la prudencia hubiese recomendado, tal vez, otra cosa. Pero Román, con buena compañía de Cristian Erbes en la mitad de la cancha, no pudo erigirse en el eje del circuito futbolístico xeneize.
Apenas comenzada la segunda parte (ya había ocurrido en el primer período con un disparo cruzado que salió apenas afuera), Riquelme mostró sus credenciales y remató alto, originando una de las pocas chances que Boca tuvo para descontar.
En una contra, Unión liquidó el pleito, con un remate de Franzoia, que pegó en la base del poste y con un Pablo Magnín que impactó para poner una distancia inimaginable pero por demás merecida.

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Decepcionante. El último en la tabla, un equipo casi descendido lo pasó por arriba. Aún cuesta creer. Lo cierto es que Boca pasó de la alegría de volver a ver a su ídolo en la cancha, Riquelme, al papelón: Unión lo humilló con un 3 a 1. Sí, el día que el enganche volvió, el equipo de Bianchi no zafó de una nueva decepción.
Damián Lizio, Bruno Bianchi y Pablo Magnín marcaron los tantos del conjunto tatengue. El uruguayo Santiago Silva descontó para el conjunto de Carlos Bianchi, que perdió por segunda vez consecutiva en el certamen, antes fue el 0-2 con All Boys, en Floresta. Cuando el retorno del ídolo máximo de la entidad de la ribera parecía enmarcar la fiesta, Unión, que atravesaba una crisis de resultados que parecía no tener fin, se llevó un triunfo valioso y merecido.
El equipo del Colorado Facundo Sava se impuso desde el arranque, y golpeó de movida con una perfecta definición de Lizio, quien elevó la pelota por encima de la cabeza de Agustín Orión, tras una muy buena pared con Andrés Franzoia, el otro delantero que provocó estragos en una endeble defensa xeneize.
Pero Unión estaba dispuesto a seguir atacando y así continuó lastimando. Un remate ajustado de Bruno Bianchi significó el segundo gol y las muecas de incredulidad se tornaron en fastidio en la mayoría de los rostros de los simpatizantes boquenses.
Con agresividad y dinámica en la mitad de la cancha y rapidez para transitar los últimos metros, el conjunto santafesino le dio una verdadera lección al fondo local, en donde los desacoples entre Matías Caruzzo y Guillermo Burdisso se hicieron notorios. Y Boca, como ocurrió muchas veces, dependió casi en exclusiva de la capacidad de un Riquelme, que volvió a tomar contacto con el balón, en forma oficial, después de ocho meses.
El Diez fue de menor a mayor y jugó los 90 minutos, cuando la prudencia hubiese recomendado, tal vez, otra cosa. Pero Román, con buena compañía de Cristian Erbes en la mitad de la cancha, no pudo erigirse en el eje del circuito futbolístico xeneize.
Apenas comenzada la segunda parte (ya había ocurrido en el primer período con un disparo cruzado que salió apenas afuera), Riquelme mostró sus credenciales y remató alto, originando una de las pocas chances que Boca tuvo para descontar.
En una contra, Unión liquidó el pleito, con un remate de Franzoia, que pegó en la base del poste y con un Pablo Magnín que impactó para poner una distancia inimaginable pero por demás merecida.

Volvió, jugó y habló

Volvió, jugó y también dio su punto de vista. Riquelme reconoció que uno de los déficits que ostenta el equipo de Bianchi reside en el hecho de recibir muchos goles. “Eso no puede ocurrir”, dijo en primera instancia. Luego, el ídolo xeneize admitió: “Tendremos que hacer las cosas mucho mejor y no solamente en defensa. Tal vez si no perdiéramos la pelota tan rápido en la mitad de la cancha, nuestros defensores no sufrirían tanto”, ejemplificó.
A su vez, consideró como justa la victoria que alcanzó el equipo tatengue. “Hay que felicitar a Unión. Ellos hicieron mejor las cosas y aprovecharon sus oportunidades”, sentenció.
Riquelme, que jugó los 90 minutos, remarcó que el “partido se terminó con el tercer gol de Unión”.
“Ahí no tuvimos más posibilidades de remontar. Confiamos en el equipo que tenemos. Esperamos revertir esta situación”, cerró el enganche.

“No estamos tranquilos”

Sincero y autocrítico, Carlos Bianchi, director técnico de Boca, luego de la derrota de su equipo contra Unión, aclaró: “Seguro que uno está preocupado porque el equipo no tiene una cierta regularidad en el juego. No estamos tranquilos porque no jugamos como pretendíamos. Intentamos mejorar sabiendo que tenemos que afrontar dos competiciones”.
Sobre el partido, el Virrey evaluó: “El análisis es simple: jugaron mejor y merecieron la victoria. Las veces que tuvieron chances convirtieron, nosotros creamos situaciones de gol en el segundo tiempo pero no las concretamos y el resultado es totalmente justo”.
Bianchi, aseguró que no tomará en cuenta la reprobación del público contra Santiago Silva y Emiliano Albín, a la hora de armar el equipo. “No puedo sacar a un jugador porque es resistido”, indicó.
Finalmente, y con un toque de astucia, el entrenador recordó: “El equipo del 98 también perdió 3-1 contra este rival acá”; haciendo alusión a que en su primera etapa perdió con el Tantegue, en el 2001, por el mismo marcador.

La mejor y la peor bienvenida

Juan Román Riquelme concretó su esperado regreso a Boca, luego de una ausencia de ocho meses, el estadio lo ovacionó pero la expectativa del hincha xeneize pasó completamente a segundo plano por la dura e inesperada derrota de su equipo.
El máximo ídolo boquense, tal su costumbre, fue el último en bajar del micro al arribar a las 18.30 a La Bombonera, siempre escuchando música tropical y de cuarteto, y allí recibió las primeras muestras de cariño. Luego, a las 19.59, fue ovacionado por todo el estadio, menos por el sector que tradicionalmente ocupa la barra, cuando se dieron las formaciones por la voz del estadio.
El clamor de casi toda La Bombonera, siempre con la excepción de la barra, continuó con su salida al campo de juego, en primer término luciendo la condición de capitán, distinción que le cedió el arquero Agustín Orión. Y volvió a ser ovacionado con el clásico grito de “¡Riquelme, Riquelme!”, poco antes del minuto de silencio con el que se homenajeó al fallecido exarquero xeneize Antonio Roma.
También hubo banderas alusivas a su retorno y la que más se destacó fue una que se ubicó arriba del palco que habitualmente utiliza Maradona, con una camiseta número 10 con su nombre y la inscripción “Zona Sur 12”.
En cuanto a lo estrictamente futbolístico, en la primera etapa su única aparición de peso fue sobre el final con un enganche hacia adentro y un derechazo que se fue cerca del palo izquierdo de Martín Perafán.
En el segundo tiempo, entró mucho más en juego y lo demuestran los siete remates que efectuó, tres contenidos por Perafán y tres en posición clara de gol; fue lo más peligroso de Boca.

 

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